El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, ha reivindicado este martes 3 en la sede del Parlamento Europeo, en Bruselas, que se mantengan las cantidades y los fondos de la Política Agraria Europea (PAC), y que esta incluya nuevas ayudas para el olivar de secano, también conocido como de bajo rendimiento, propuesta que ya ha recibido el resplado del Gobierno.
García-Page ha participado como máximo responsable de la Asamblea de Regiones Europeas Vitivinícolas (AREV) en la ponencia ‘Los sectores agroalimentarios de la Unión Europea como pioneros del futuro de la UE’, dentro del marco de la celebración del Global Food Forum, informa el gobierno regional.
En este contexto, el jefe del Ejecutivo autonómico ha indicado que el sector vitivinícola europeo ha de afrontar cuatro grandes retos: el comercio, el cambio climático, la respuesta a los consumidores y la PAC.
Recuerda que las industrias se deslocalizan con facilidad, pero «el sector agroalimentario representa la fidelidad con el territorio y asienta la población»
Para García-Page, el primer gran reto debe ser consolidar la PAC en ayudas y cantidades; el segundo pasa por mantener las ayudas a la comercialización y a la exportación, así como favorecer los seguros agrarios que garanticen la capacidad de los productores en caso de adversidades meteorológicas.
El cambio climático es, para el presidente castellano-manchego, el tercer reto que debe formar parte de manera transversal en las estrategias de la UE, «porque el día de mañana será uno de los más importantes factores de competitividad; si lo vemos con perspectiva histórica, el que primero se adapte a los factores de consumo, contará con más ventaja», ha aseverado.
En este contexto, también ha aprovechado para hacer alusión a los desafíos y guerras de aranceles de Estados Unidos y ha dicho que «es prioritario tener conciencia de que la única forma de conseguir un nuevo escenario comercial pasa por el trabajo en común de los países productores de la Unión Europea», ha asegurado.
Ha reivindicado «más Europa, más protección de nuestras señas de identidad en todos los sentidos y más peso de las medidas de transición ecológica, que además de ser una exigencia moral, son anticipo de las variables de competitividad del sector a medio y largo plazo».
El presidente de Castilla-La Mancha ha expuesto su percepción sobre el vino que pasa por convertirse en un factor identitario de la UE porque «forma parte de una forma de entender la vida, y no todo se puede someter a un parámetro económico o comercial, sino que hay que valorar distintas variables de producción y que el vino se relaciones con otros productos».
Así, ha recordado que en un contexto en el que las industrias se deslocalizan con facilidad, «el sector agroalimentario y del vino en general representa la fidelidad económica con el territorio y asienta la población», ha apuntado, al tiempo que ha recordado que en Castilla-La Mancha si no existiera el viñedo «estaríamos hablando de un desierto».