Tras conocerse que Teresa Ribera, actual ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, encabezará la lista del Partido Socialista en las próximas elecciones europeas, ASAJA de Castilla León ha expresado su «estupefacción ante el perfil de Ribera, cuyas decisiones han tenido un marcado sesgo anti agrarista”, que hace desconfiar del papel que pueda desempeñar en Bruselas cuando la falta de diálogo y la imposición han sido la tónica de su mandato».  Un rechazo que también destacan desde ASAJA Murcia, donde su presidente, Alfonso Gálvez Caravaca, ha señalado que “consideramos que Teresa Ribera no ha sido una ministra que haya mejorado la situación del sector agrario».

ASAJA CyL ha recogido algunos detalles que pueden resumir la actuación de Teresa Ribera al frente del ministerio, y explicar por qué se han dirigido contra su gestión buena parte de las críticas del sector agrario y ganadero:

-Ribera fue la que ha aprobó por Real Decreto el Plan Hidrológico de la Cuenca del Duero 2022-2027 sin consenso, con un rechazo inédito en la historia de los planes hidrológicos del Duero, que siempre habían recibido el apoyo mayoritario del Consejo del Agua». Un Plan Hidrológico muy perjudicial para los intereses de los agricultores y ganaderos: menos regadíos, agua más cara, y mayores restricciones agronómicas en las zonas regables.

-La que cambió el estatus del lobo, pasando a ser especie estrictamente protegida, y por lo tanto no se pueden gestionar ni controlar las poblaciones. Esto ha aumentado los daños en la cabaña ganadera y ha complicado la gestión de las ganaderías extensivas, que ya es inviable en determinados territorios.

-La que impuso al ministerio de Agricultura un endurecimiento de las normas de condicionalidad de la PAC, lo que para muchos agricultores ha supuesto producir menos y producir más caro, en definitiva, ser menos competitivos. Su propio gobierno la ha corregido, en esta materia, con un  cambio normativo que está ahora a exposición pública.

-La que diseñó los eco-regímenes de la PAC, con normas medioambientales absurdas que chocan con el sentido común y con las prácticas agronómicas más eficientes para la producción de alimentos.

-La que ha apoyado el proyecto europeo de la Ley de Restauración de la Naturaleza, que claramente maltrata al sector primario de la agricultura y la ganadería.

-La que ha impulsado nuevas fuentes de energía, como las fotovoltaicas, dando facilidades a los fondos de inversión para crear macroparques fotovoltaicos ocupando tierras agrícolas, muchas veces las más productivas, y echando a los agricultores y ganaderos de ellas.

«Todos estos puntos, y algunos más, puesto que además de las competencias en medio ambiente acumula las de despoblación, un problema que sigue agudizándose en nuestra tierra, justifican el resquemor del sector agrario ante la elección de Teresa Ribera como cabeza de lista a las próximas elecciones europeas, elección que solo se entiende si se asume que a los que confeccionan estas listas les importan poco o nada los votos del medio rural”, lamenta ASAJA.

TAMBIÉN HAY UN RECHAZO CLARO DESDE MURCIA A SU LABOR

Por su parte, el Secretario General del ASAJA Murcia, Alfonso Gálvez Caravaca, ha señalado que “consideramos que Teresa Ribera no ha sido una ministra que haya mejorado la situación del sector agrario. Sus decisiones y políticas públicas en materia de agua y medio ambiente han estado basadas en criterios subjetivos y con marcado carácter ideológico muy radical.  Las directrices marcadas desde su ministerio y como vicepresidenta del Gobierno, han influido negativamente en el diseño de la nueva PAC, como mayores trabas y exigencias para agricultores y ganaderos, que no mejoran en nada, la protección del medio ambiente”.

Además, el titular de ASAJA Murcia ha apuntado que “en política de agua ha reducido la disponibilidad de agua proveniente del Trasvase Tajo-Segura, aplicando cambios normativos perjudiciales para los regantes sin haber facilitado el consenso entre los territorios ni con los regantes. Ha llegado a acuerdos de forma unilateral para elevar los caudales ecológicos del río Tajo, perjudicando al Trasvase y deja muy tocadas las reglas de explotación del acueducto, con la intención de restringir aún más la disponibilidad de agua para el trasvase”.

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