Miguel Solana / Presidente de la Asociación Río Aragón

Históricamente, la complejidad del recrecimiento de Yesa y el empecinamiento en llevar adelante, contra viento y marea, una obra tan irracional y sobredimensionada han conllevado un tratamiento informativo, desde los despachos oficiales, simplón en algunos casos, parcial en otros y manipulador en los más. Los últimos meses asistimos a una escalada que ha puesto más de relieve, si cabe, la existencia de un doble canal de comunicación: el científico que ha asumido la verdad de lo que ocurre en Yesa y el político cuya única preocupación es intentar relativizar, cuando no ocultar, la gravedad de lo que el discurso científico ha asentado.

En resumen, el discurso científico constata que el Factor de Seguridad en Yesa se mueve en torno a un inaceptable valor 1, es decir tanto puede caer la ladera como no, que los problemas de estabilidad se dan en capas profundas que poco resuelven las actuaciones en superficie, que los periodos de precipitaciones elevadas acentúan los movimientos de las laderas o que existe un gran desconocimiento sobre la estructura de las laderas y las vías de drenaje en su interior. Todo ello ha venido a dar la razón a los estudios elaborados por los profesores Casas y Aretxabala, que lo eran de la Universidades de Zaragoza y Navarra cuando los elaboraron. De una u otra forma lo tuvo que reconocer el estudio de Geoconsult para el Gobierno de Navarra, entregado el pasado diciembre, y lo ha certificado el informe de la empresa Ingeotyc, con la colaboración de la UPV, entregado el pasado julio al Ayuntamiento de Sangüesa, que recomienda, para no incrementar los riesgos, que no se proceda al llenado del recrecimiento de la nueva presa.

Frente a esta verdad científica asistimos a un sistemático bombardeo informativo falseador y que surge de los despachos oficiales. Desde aquellas declaraciones en 2013 del entonces presidente de la CHE Xavier de Pedro afirmando que «El movimiento está parado. Vamos a darle una estabilidad definitiva y a estudiar que los vecinos regresen en el menor tiempo posible. El recrecimiento y la nueva presa serán la solución a los problemas de estabilidad de las laderas. Y hay que decir que este movimiento no ha puesto en ningún momento en peligro la presa, y que la población de Sangüesa nunca ha estado en peligro» que el tiempo ha demostrado que no contenían ni una verdad, pasando por el esperpéntico “todas las laderas del mundo se mueven” de la CHE el pasado enero, hasta la guinda que ha supuesto el uso tergiversado del término “equilibrio estricto”. Utilizado por el portavoz del Gobierno de Navarra Javier Remirez el pasado diciembre como sinónimo de estable, desvirtúa su significado que es bien contrario. Asociar equilibrio estricto con estabilidad es un error de manual básico, especialmente grave cuando es el encargado de la Protección Civil de Navarra quien lo comete. En la misma línea se ha movido el PSN a través de su portavoz Javier Lecumberri en un video donde asegura «tenemos que tener un cierto nivel de tranquilidad que existe una estabilidad».

Mientras tanto, los 335 mm. caídos en noviembre y diciembre conllevaron la aparición de nuevas grietas. Esa es la verdad incontestable porque con FS=1 no hay margen de seguridad. Intentar cambiar el sistema de medición nunca resolverá un problema, a fecha de hoy irresoluble desde la lógica.

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