WWF.-Con motivo del decimotercer aniversario de la catástrofe de Aznalcóllar, WWF reclama al Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino y a la Consejería de Medio Ambiente nuevos proyectos de restauración de las marismas de Doñana y sus cuencas vertientes, así como la finalización del plan Doñana 2005.

Las principales actuaciones de restauración hidrológica de Doñana están ligadas a la catástrofe de Aznalcóllar, de la que este año se conmemora su decimotercer aniversario. Tras el vertido, se pusieron en marcha los dos proyectos de restauración más importantes de la historia de Doñana: la creación del Corredor Verde del Río Guadiamar y el plan Doñana 2005. Ambos proyectos han sido retrasados por sucesivos cambios de competencias entre la junta de Andalucía y el Ministerio de Medio Ambiente.

La misión internacional que visitó Doñana el pasado mes de enero destacó la urgente restauración ambiental contenida en ambos planes, como uno de los asuntos críticos para que el espacio natural conserve sus títulos de Reserva de la Biosfera, Patrimonio Nacional y Humedal RAMSAR.

Más de una década después del inicio de ambas actuaciones, para WWF es imprescindible poner en marcha nuevos proyectos de restauración que consoliden el futuro de Doñana, asegurando los aportes en cantidad y calidad de aguas a la marisma, teniendo en cuenta los nuevos escenarios que el cambio climático creará en el sur de la Península Ibérica. En este sentido, WWF defiende que Doñana se puede salvar de la desertificación si se consigue un aporte natural de 200 hm3 de agua al año, frente a los 75 que recibe normalmente este humedal, una cifra mínima que le impide conservar sus ecosistemas.

Pero, además, de estas nuevas acciones, para WWF es necesario que se culmine la ejecución de las actuaciones pendientes del plan Doñana 2005 (Caño del Guadiamar, Caño Travieso y demolición de la Montaña del Río). WWF considera inaceptable que, estando el plan Doñana 2005 aún por finalizar, ni la Administración del Estado, ni la Junta de Andalucía se hagan cargo de terminar las actuaciones pendientes, pese a ser un proyecto de interés general.

Por otra parte, WWF critica que el seguimiento y asesoramiento científico del Doñana 2005 y del Corredor Verde del Guadiamar, por medio de la Comisión Científica, también se encuentre paralizado.

Para WWF, el nuevo proyecto de restauración debe afrontar cuestiones como las aguas subterráneas –las grandes olvidadas de los anteriores proyectos- y ampliar su ámbito de actuación territorial en las cuencas vertientes a Doñana. WWF considera que entre las zonas prioritarias por su gran interés para la conservación de la biodiversidad de Doñana están: zonas de la marisma norte (Cochinato, los Garridos, Huerta Tejada y Veta de Alí), Cantaritas, la cabecera de los arroyos de la Rocina, Pilas o el Algarbe y la margen izquierda del Guadalquivir. Además, debería llevarse a cabo la restauración del área minera y del tramo alto del Guadiamar, incluyendo la zona en la figura de Paisaje Protegido, para conseguir la funcionalidad del Guadiamar como uno de los corredores que conecten Doñana con Sierra Morena.

Según Juanjo Carmona, de la oficina para Doñana de WWF España: “Proyectos como el Doñana 2005 o la recuperación del Guadiamar han tenido consecuencias muy positivas sobre el Espacio Natural de Doñana. Sin embargo, en la actualidad es necesario poner en marcha nuevas actuaciones de restauración hidrológica en Doñana, tal y como WWF ha solicitado en diversas ocasiones al Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino y a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía”. Y concluye: “WWF propone por tanto que se culmine el proyecto Doñana 2005, que se reactive la Comisión Científica y que, contando con ésta, se desarrolle una nueva propuesta Doñana 2020, de restauración para la zona”.

El accidente de Aznalcóllar

El 25 de abril de 1998 se produce en la mina de Aznalcóllar la rotura y caída de más de cuarenta metros del muro de contención de una balsa de decantación, que se usaba para los residuos de piritas de esta explotación, propiedad de la empresa sueco-canadiense Boliden Aprisa S.L.

La rotura produjo de forma inmediata el vertido al río Agrio y al Guadiamar de un volumen aproximado de dos mil millones de litros de lodos, con alto contenido en elementos metálicos procedentes del proceso de flotación de la pirita, y otros cuatro mil millones de aguas ácidas cargadas de metales pesados en disolución.

El vertido afectó a un tramo de 62 kilómetros de longitud de la cuenca del río Guadiamar, con una anchura variable de entre 500 y 1.000 metros, desde Aznalcóllar hasta el tramo final de la marisma de Entremuros, en el límite con el Parque Nacional de Doñana, donde quedó retenido casi la totalidad del vertido por una serie de muros de contención construidos por la Administración.

La altura de los lodos fue variable: en las zonas adyacentes a la balsa se encontraron espesores de más de tres metros, mientras que en la entrada de la marisma de Entremuros sólo se trataba de una capa de escasos centímetros. A partir de este punto, la marisma quedó afectada sólo por las aguas contaminadas.

En total, la superficie afectada, según datos oficiales, fue de 4.634 ha.

Los efectos sobre la fauna y la flora del cauce fueron inmediatos, desapareciendo en la práctica totalidad del mismo la flora, la fauna piscícola, cangrejos y anfibios, viéndose también afectadas varias colonias de aves.

En materia económica, se vieron afectadas 3.000 ha. de tierras agrícolas. Además, se paralizó de forma automática la actividad minera. Posteriormente se prohibieron los aprovechamientos pesqueros, ganaderos y cinegéticos en el área afectada, que a día de hoy siguen prohibidos.

La Junta de Andalucía invirtió en torno a unos 165 millones de euros en la limpieza, restauración e investigación del Corredor Verde. Por otra parte, el Proyecto Doñana 2005 ha tenido un presupuesto de aproximadamente 90 millones de Euros.

×