En Menorca se empiezan a detectar poblaciones escapadas de cultivos y es muy importante controlarlas cuanto antes para evitar males medioambientales y grandes gastos posteriores de gestión.

   Las especies invasoras son la segunda causa a nivel mundial de pérdida de biodiversidad, después de la destrucción de los hábitats naturales.

   El comercio de especies exóticas y la jardinería con plantas no autóctonas son las principales causas de la introducción de especies invasoras, un hecho que se ha intensificado en los últimos tiempos.

   En Menorca está el ejemplo de la flor de avellana, denominada popularmente "vinagrella" (Oxalis pes-caprae), una planta sudafricana introducida en el siglo XIX como ornamental.

   Hoy invade todo el paisaje rural menorquín, habiendo cambiado totalmente la fisonomía de las zonas de cultivo de Menorca, pero apenas invade las comunidades naturales.

   Otro caso suficientemente conocido es el "carpobrotus edulis", otra planta sudafricana que pone en serio peligro las plantas autóctonas de la costa menorquina, donde crecen muchos endemismos.

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