En la Comunidad de Madrid existen unos 4.000 kilómetros de Vías Pecuarias entre cañadas, cordeles y veredas que atraviesan el territorio por zonas naturales especialmente sensibles, cuya superficie suma más de unas 13.000 hectáreas. Sin embargo, estas vías se encuentran abandonadas, llenas de basura, maleza y pastos sin comer y sin segar, una situación que representa se se están convirtiendo en una mecha de 4.000 kilómetros con un enorme peligro de iincendio de cara al verano.
En su tránsito, los millones de cabezas de ganado que recorrían estas vías, iban pastando y abonado la tierra, pero hoy, en muchos casos, las vías pecuarias se encuentran abandonadas, llenas de basura, maleza y pastos sin comer y sin segar, una situación que representa un enorme peligro de incendio de cara al verano.
Según el colectivo de Amigos de las Vías Pecuarias es necesario mantener y cuidar estas vías, tarea que corresponde a los respectivos gobiernos de las comunidades autónomas donde existen. “Del mismo modo que los ayuntamientos obligan a los vecinos a desbrozar sus parcelas, los organismos responsables de las vías pecuarias deben ocuparse de mantenerlas en perfecto estado, especialmente en los meses de más calor”.
“ESTAMOS YA EN VERANO Y EL PASTO ESTA ALTO Y CUANDO SE SEQUE SIN QUE NADIE LO SIEGUE Y RECOJA VA A SER UN PROBLEMA”
Según este colectivo, hasta no hace mucho los ayuntamientos pagaban a los pastores para que llevaran sus ovejas y cabras a comerse los pastos de zonas de monte antes del verano. Hoy cada vez hay menos ganadería extensiva y muchos ganaderos piensan que llevar sus ovejas y vacas a pastar a una vía pecuaria les puede acarrear algún problema con Medio Ambiente. En el pasado, era habitual que los ganaderos colindantes cerraran, sin impedir el paso, tramos de vías pecuarias para que comieran sus animales y todos ganaban: Las cañadas estaban limpias y los ganaderos ahorraban un dinero en la alimentación de sus animales.
Otra opción sería segarlas, allí donde fuera posible, cediendo el forraje a quienes se ocuparán de esta tarea. “Lo que no puede ser es que la hierba se seque sin cortarla, que la maleza crezca año tras año y correr el riego de que se produzcan incendios”, señalan.
Hay que tener en cuenta que las grandes vías pecuarias discurren por entornos naturales protegidos, como es el caso de la Cañada Real Soriana a su paso por Madrid, donde recorre el pie de monte de la Sierra del Guadarrama y la cruza a la altura de Somosierra, para seguir por Segovia. Una zona de incalculable valor natural y ambiental. Una situación parecida se da en el resto de las comunidades por las que discurren las cañadas reales.
Según este colectivo, “estamos ya en verano y el pasto esta alto y cuando se seque sin que nadie lo siegue y recoja va a ser un problema”.