EFE.- El ánimo de venganza, el interés de los cazadores por facilitar la caza, el simple vandalismo, o la fascinación de los pirómanos por el fuego están detrás de muchos de los incendios que arrasan los montes en España durante el verano.

Los datos facilitados por Medio Ambiente con ocasión de la apertura de la campaña estival de este año se refieren a un estudio realizado en 2009, y hablan, entre otros, de las motivaciones de los incendios intencionados, que encabezan los provocados por campesinos para eliminar matorral y residuos.

Esos últimos fueron los causantes de 1.764 conatos y 808 incendios, de los 4.791 conatos y 3.693 fuegos intencionados registrados en el citado año.

En segundo lugar están los pastores y ganaderos para regenerar el pasto, con 713 conatos y 1.622 incendios, pero inmediatamente después se sitúa el vandalismo (323 conatos/80 incendios); los provocados por cazadores para facilitar la caza (85 conatos/164 incendios); los pirómanos (271 conatos/59 incendios); y los provocados por venganza (con 68 conatos y 56 incendios).

El Centro de Coordinación de la Información Nacional sobre Incendios Forestales (CCINIF) tiene ya a pleno rendimiento sus 36 bases repartidas por toda España, que cuentan entre todas con más de 60 medios aéreos, entre helicópteros y aviones anfibios, o de carga en tierra y de comunicaciones y observación, además de un equipo de 700 personas, entre técnicos y brigadistas.

Su director de Programa, Jose Ramón González Pan, ha explicado a los medios que desde el 1 de julio el operativo puesto en marcha funciona las 24 horas del día y que su misión principal es acudir en auxilio de las CCAA que piden refuerzos.

Según este especialista, cuando se declara un fuego, los llamados "tres treintas" son los más temidos, sobre todo si se disparan; es decir: más de 30 grados de temperatura; más de 30 kilómetros por hora de vientos y una humedad inferior a 30 grados.

De todos los medios aéreos, los aviones anfibios son conocidos por su capacidad de carga, nada menos que 5.000 litros (en el reciente incendio de Ibiza los 8 anfibios que se enviaron realizaron 1.000 descargas, lo que supone 5 millones de litros.

Los anfibios, Según González Pan, van muy bien para España, porque hay muchos pantanos donde poder cargar agua, pero deben llevarlos pilotos muy experimentados y conocedores del terreno para evitar, por ejemplo, cables eléctricos, o las torres de las iglesias de los pueblos inundados que asoman en los embalses más vacíos.

Pero si los medios aéreos son muy valiosos, los que realmente apagan el fuego son los brigadistas de tierra.

Curiosamente, una de las técnicas que utilizan para combatirlos es generando ellos su propio fuego, que provocan en contra del viento y en la dirección en la que viene el incendio.

Con esta técnica, bastante compleja de llevar a cabo, se logra cambiar la dirección del viento, y que los dos fuegos se unan, de tal forma que queda eliminado por completo el combustible (madera, matojos, árboles..), que necesita el fuego para seguir avanzando.

Desde el centro de operaciones CCINIF, en Madrid, se pueden seguir casi en tiempo real todos los fuegos que se declaran no sólo en España sino también en el resto del mundo, a través de una gran pantalla con imágenes servidas por dos satélites la NASA: Aqua y Terra.

Desde este centro se siguen también al minuto todos los trabajos que realizan sus brigadistas en un incendio y se coordinan las labores de ayuda a las CCAA que lo solicitan.

El ánimo de venganza, el interés de los cazadores por facilitar la caza, el simple vandalismo, o la fascinación de los pirómanos por el fuego están detrás de muchos de los incendios que arrasan los montes en España durante el verano.

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