Según dicho artículo, estos genes se expresan en proteínas como AGL67, la que estudia este grupo de investigación, y su papel parece determinante al impedir el desarrollo de una planta en determinadas circunstancias. “Hay momentos en que es necesario que la semilla no germine porque no se dan las condiciones adecuadas y esta proteína es fundamental para evitar la germinación. Cuando la semilla percibe que el entorno ya es el adecuado para germinar suprime la función de esta proteína y, de esta forma, se inicia la activación de distintos procesos que conducen a la germinación”, señala Luis Sanz, otro miembro del equipo que dirige el investigador Óscar Lorenzo y que realiza estos trabajos en el marco de un gran proyecto europeo que pretende mejorar la calidad de las semillas.

    Esta proteína clave pertenece a una familia relacionada con procesos muy importantes durante el desarrollo, pero, curiosamente, “hemos comprobado estudiando proteínas homólogas en otras especies que las algas no presentan esta proteína, lo cual parece indicar que tiene mucha importancia en la regulación de los procesos de desarrollo a partir de la colonización del medio terrestre por parte de las plantas”, señala Marta Curto, que hoy ha explicado estas investigaciones en un seminario de investigación que ha tenido lugar en el propio Ciale.

    Estos reguladores que intervienen en la germinación, como AGL67, actúan entre sí “mediante relaciones positivas y negativas”, de manera que un proceso esencial como la germinación de las semillas no depende de un solo factor, sino de varios. “Casi todo lo que ocurre en la planta es a través de la interrelación entre diferentes proteínas y nosotros hemos comprobado que esta proteína es capaz de interactuar con otras que, a su vez, también intervienen en la germinación".

    Por eso, uno de los posibles objetivos para el futuro a partir de estos avances sería estudiar más a fondo este factor de transcripción a través de la relación con otras proteínas. Además, también sería necesario extrapolar estas observaciones, que se llevan a cabo en la planta modelo Arabidopsis thaliana, a otras especies que tienen más interés agronómico, para ver si suprimiendo la función de este gen también se favorece en ellas la germinación.

    En estudios anteriores, ya se había visto que cuando se suprime la función de esta proteína las semillas tienen menos dormición, que es el momento en el que la semilla no germina. “Cuando se suprime la función de la proteína, se evita este estado durmiente y se acelera la germinación”, señala Luis Sanz.

    En cualquier caso, lo más importante es que “estudiando este gen podríamos inhibir su función y esto favorecería que la germinación tuviese lugar”, indica Marta Curto, a punto de presentar su tesis doctoral sobre este tema, la más antigua de las líneas de investigación de este laboratorio del Ciale, que en los próximos años desarrollará el proyecto europeo EcoSeed-Impacts of Environmental Conditions on Seed Quality, una investigación que forma parte del programa EuropeanKnowledge Based Bio-Economy (KBBE) y que cuenta con otros cuatro países europeos.

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