Joaquín Gargallo / Ganadero de vacuno de carne en Aragón y responsable del sector en COAG
Andamos a vueltas con la nueva PAC, que como ganaderos/as es una compensación que nos ofrece la UE por alcanzar los objetivos que en ella se han planteado:
Garantizar una renta justa
Reforzar la competitividad
Reequilibrar el poder en la cadena alimentaria
Actuar contra el cambio climático
Proteger el medio ambiente
Preservar los paisajes y la biodiversidad
Apoyar el relevo generacional
Conseguir unas zonas rurales dinámicas
Proteger la calidad alimentaria y sanitaria
Vistos así quedan bien, muy bien, todo perfecto, nos ilusionan, es más que deseable alcanzarlos y poner nuestro empeño en ello….pero nuevamente la realidad nos alcanza y después de leer, releer e intentar comprender los Reales Decretos que la van a regular en los próximos años nos empieza a crecer la certeza de que estos objetivos quedan apartados al cajón de los deseos y se convierten en un conjunto publicitario para auto-engañarnos. Vamos, una ilusión.
Asimismo, nos surgen multitud de dudas sobre cómo se ha llegado a modificar todo y conseguir que nada, o casi nada, cambie. Si la PAC es esta compensación dedicada en exclusiva a los diferentes sectores agrarios y ganaderos… ¿por qué en las distintas negociaciones ha tenido más peso los poderes políticos de las distintas autonomías que las OPAs? ¿Por qué esa conservación de los sobres autonómicos ha vetado todas las negociaciones?. Ya vemos y oímos los agradecimientos que desde el Ministerio se dan a las Comunidades Autónomas. A los sectores agrícolas, y sobre todo ganaderos, se nos ha obviado de forma clara, así pues, la figura del profesional ha quedado tan difuminada que ni se nos ve.
Bruselas ahonda en su cultura política. Cambiar todo para que nada cambie. Ni siquiera se ha actualizado la realidad de cada explotación para realizar un reajuste y se ha tirado de datos de referencia que, simplemente, generan los mismos derechos de cobro con otro nombre (DPB =PBR). Por ejemplo; el «nuevo» pago redistributivo, que debería primar a las primeras hectáreas y por tanto reforzar las explotaciones familiares, complementando los derechos de pago básico a la renta (PBR), tendrá un efecto nulo, pues si se hacen los cálculos conforme a la PAC actual, nos quedamos igual.
En cuanto a los nuevos “eco-esquemas o eco-regímenes”, (ya ni sé cómo se llaman), es más o menos, el pago verde. Con sus distintos diseños y formatos para que cada uno podamos acceder al que mejor se adapta a nuestra explotación, en base a las hectáreas y no a las cabezas de ganado, (como sería de esperar, pues los ganaderos disponemos de ganado, como bien indica el nombre). Por esto mismo, por el cálculo basado en superficies, es por lo que dejan casi fuera a las ganaderías más intensivas y que realizan una economía circular, como pueden ser las explotaciones de leche y cebo de terneros con poca base territorial, no hay un eco-esquema bien adaptado a esta realidad a pesar de las propuestas presentadas por COAG y sus uniones. En los distintos eco-esquemas se deben cumplir unas condiciones y unas cargas ganaderas que ya se han discutido en el largo proceso que nos ha traído hasta aquí y la sorpresa es que, sin haber pactado nada con los sectores ganaderos, se modifican las UGMs (Unidades de Ganado Mayor) para adaptarlas al contexto europeo. Como consecuencia, se reduce en un 20% la capacidad de activar derechos en bovino y un 35% en ovino y caprino, que también afectará a las compensaciones que vayan relacionadas a esta UGMs. Vamos, que quien tenga los derechos ajustados al tamaño de explotación tiene dos opciones; amplía el número de cabezas o pierde derechos, así a bocajarro y sin anestesia. Además, si esta adaptación de UGMs se traslada a toda legislación sectorial habrá afecciones graves en todas explotaciones.
En lo referente a la nueva condicionalidad reforzada, sólo decir que ya vale!! Está bien que para cobrar las indemnizaciones previstas en la PAC los ganaderos debamos cumplir unos requisitos, pero de ahí a tener que hacernos auto-evaluaciones y llevar los libros de explotación electrónica con más datos a introducir qué capacidad tiene el sistema, pues es simplemente inviable. Unas exigencias que no aportan nada al consumidor, pero restan mucho al productor, tiempo, esfuerzo y posibles errores que devengarán en sanciones y quizá e infracciones (tal y como está previsto en la nueva Ley de gestión de la PAC). Eso sí, facilitan el trabajo a una administración que ya hemos visto la empata que tiene con nuestros ganaderos, lo de la brecha digital no importa.
Parece que los ganaderas y ganaderas somos un buen fondo de imagen para los políticos en campaña y a la vez se constata que somos los grandes olvidados en políticas reales y cada vez más necesarias. Hay un constante declive en la actividad ganadera, tanto extensiva como de ganaderos/as que acaban el ciclo de cebo e incorporan los productos de su explotación en ello. Economía circular lo llaman. Otra frase hecha que llena bocas y que en el mismo momento se borra de la memoria lo que significa. En esta absurda realidad sólo cabe pedir que, al menos, se nos deje desaparecer en silencio, que no nos utilicen en sus discursos, que no nos nombren en cualquier aparición pública, pues su olvido debe ser coherente también con su lenguaje.
Esa negociación de los sobres autonómicos, ese statu-quo conseguido, ¿cubrirá las necesidades que ahora vemos? ¿Resolverá lo objetivos que la propia PAC ha planteado? ¿Tendrán estos responsables autonómicos el cuajo de defender esta PAC frente a los retos reales que tenemos todos los ciudadanos? De los 9 objetivos propuestos, no veo reflejo en las medidas adoptadas en esta nueva PAC, quizá cuando nos la expliquen en un ambiente preelectoral se despejen dudas…