RAÚL CASADO / Madrid
Una lenta y modélica restauración hidrológica y forestal, que comenzó en el siglo XIX y que aún continúa, ha devuelto a Sierra Espuña un paisaje que había desaparecido y que han situado este espacio natural en la vanguardia del ecoturismo.
La UE se ha fijado en esa restauración; en el uso minimalista que se hace del agua; en una comarca donde los responsables de la gestión del parque hablan de implantar actividades turísticas sostenibles y los empresarios reposan la rentabilidad económica de sus establecimientos en el buen estado de salud del espacio natural.
Accesible, montañosa, forestal… esta comarca del interior de la Región de Murcia ha sentido durante décadas cómo los turistas pasaban de largo en busca de los destinos más tradicionales en el litoral, pero hoy presume de haber situado algunos de sus lugares en referencias para practicar la escalada, el senderismo o el ciclismo.
aCTIVIDADES TURÍSTICAS todas desarrolladas de forma sostenible
Y sobre todo de tener la certeza de que todas esas actividades turísticas se practican de una forma sostenible, porque entre los títulos que acredita la comarca destaca su adhesión a la Carta Europea de Turismo Sostenible en Espacios Naturales Protegidos, una iniciativa que compromete a los gestores de los espacios y a las empresas a definir sus estrategias (de conservación y de promoción) de una forma participada y conjunta.
El alcalde de Alhama de Murcia y presidente de turno de la Mancomunidad Turística de Sierra Espuña, Diego Conesa, ha subrayado a EFE que este espacio es «un pulmón verde» y va a ser «el pulmón económico» de las próximas generaciones, porque sus recursos naturales se van a consolidar como un atractivo turístico y a complementar la oferta turística más clásica del litoral.
Imponentes paredes de roca, profundos barrancos y luminosos valles conviven con las recuperadas masas forestales, con caseríos y pequeñas pedanías, con vestigios de otros siglos como los pozos de nieve, pero también con las huertas y las rentables explotaciones agrícolas.
Entre sus valores naturales destaca la presencia de 120 especies de aves, 38 de mamíferos y más de 500 mariposas diferentes, pero en Sierra Espuña es posible además, en una superficie que ronda las 25.000 hectáreas, localizar casi mil tipos distintas de plantas, silvestres o cultivadas.
interés de operadores de gran parte de europa, pero también de EEUU
El biólogo Néstor Yelo, técnico de Conservación del Parque, ha explicado a EFE que esos valores han justificado la inclusión del espacio en la red europea Natura 2000, y ha subrayado que protección y promoción turística avanzan desde hace años «por un camino de encuentro» y todas las actividades que proponen desde el sector privado «caben perfectamente en el Parque».
Por Sierra Espuña se han interesado ya operadores turísticos de muchos países, como Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Holanda, Suecia o Noruega, mercados que ya conocen muy bien la oferta turística española pero que hasta ahora no la consideraban como un destino prioritario para practicar el ecoturismo.
Saben esos ecoturistas, y los estudios revelan que muchos en Europa eligen destino por eso, que en Sierra Espuña su actividad es de baja intensidad y no degrada los recursos naturales; que en esta zona se están respetando las pautas y los ciclos ecológicos; o que se están fomentando y protegiendo las tradiciones y la identidad local.
El empresario turístico Andrés García ha manifestado a EFE que su rentabilidad económica depende del mantenimiento del ecosistema y de sus singularidades, y se ha mostrado convencido de que los turistas sólo se interesarán por los alojamientos o los restaurantes si el espacio natural está bien protegido y conservado.
Conservar esos recursos, difundir el patrimonio natural y cultural y promocionar los diferentes productos turísticos avanzan de la mano en Sierra Espuña desde hace años, pero en el punto de mira de todos los sectores implicados están la población local y el desarrollo económico y social.