El cuarto programa de ‘Pioneros’ de Jerez Televisión se adentra en tierras de secano para mostrar un caso muy particular, el de Natalia Jiménez López, una agricultora que transformó su vida y las tierras de su abuelo; donde antes había cultivos tradicionales, como la remolacha y los cereales, Natalia, tras asesorarse con varios técnicos, ha sacado adelante dos cultivos, el olivar en superintensivo en seto y los almendros.

Sin duda, dos cultivos de moda en toda Andalucía y que están siendo la apuesta de muchos agricultores, que están levantando sus producciones tradicionales para apostar por olivas y almendras.

LA INNOVACIÓN DE NATALIA

La nota que distingue a Natalia y la convierte en pionera es que ella lo hace en tierras de secano, cuando la mayoría lo desarrolla en las de regadío. Eso sí, la agricultora tiene un gran cómplice en estas tierras de Cádiz, la albariza, que se comporta como una esponja, acumulando humedad. Hecho que ha proporcionado a los dos cultivos un colchón de agua en las épocas más secas.

Otro punto de diferencia de la explotación es que Natalia ha aumentado el marco de siembra tanto entre los árboles como entre los líneos, decisión que tomó en los inicios para alargar la durabilidad de la tierra y no estresarla en exceso. “Al ser una tierra de secano, preferí poner los olivos más separados porque no quiero gastar la tierra en pocos años sino un cultivo a largo plazo”, explica Jiménez.

La apuesta por el olivar en superintensivo en seto, conlleva una disminución de la mano obra en la recolección pues se sustituye la recogida a mano o con vibradoras por máquinas cabalgantes que se disponen por encima del cultivo y van despojando al olivo de las aceitunas.

Natalia ha logrado en cinco años sacar adelante los dos cultivos con el rendimiento esperado y, lo que es más importante, ha conseguido un modo de vida. Antes se dedicaba a gestionar eventos y el campo le ha dado estabilidad de horarios y un futuro prometedor. No ha sido fácil, pero Natalia ha sido valiente y ha cambiado por completo su vida para dedicarse a una profesión que le llena y satisface: “Tengo la mejor oficina, al aire libre, es cierto que el campo no tiene descanso, pero no lo cambio por nada porque aquí está mi felicidad”, concluye.

El caso de Natalia Jiménez López es una prueba más de que el sector agrario está siendo el colchón de muchos profesionales que encuentran en él un nicho de trabajo. Ahora sí, hay que tener el empuje y los redaños de Natalia para dar el paso.

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