EFE.- El Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero, centro mixto de la Universitat de València y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), acoge esta muestra itinerante, producida por el CSIC y la empresa Aqualogy.

A través de veinte paneles, el visitante puede conocer cuestiones físicas y químicas, como la composición del agua, que más del 98 % del agua dulce del planeta está en forma de glaciares o subterránea, que el 65 % se encuentra infiltrada en el suelo o en la vegetación, o su función como reguladora del clima.

La exposición, enmarcada en el Año internacional de la cooperación en la esfera del agua, también repasa la parte social de este elemento, como la producción alimentaria, los riesgos de las sequías y las inundaciones, la contaminación, la salud o los conflictos derivados de sus escasez.

El director en funciones del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE), Patricio García-Fayos, ha destacado que con esta iniciativa se pretende aportar "un grano de arena" con el propósito de contribuir a aumentar "la cultura científica sobre el agua" para "cambiar la actitud de la sociedad".

Respecto a la sequía, García-Fayos ha destacado que ésta "puede ser percibida de diferentes maneras y ser caras de una misma moneda", ya que este fenómeno se produce cuando el agua está por debajo de un valor de referencia, que ha ido cambiando a lo largo del tiempo.

Así, se puede analizar desde el punto de vista del consumo o desde lo que se ha llamado "la huella hídrica", que es la cantidad de agua que cuesta elaborar un producto; desde el punto de vista de los científicos, o desde el del cambio climático.

Sobre el primer aspecto, ha destacado que el uso del agua se ha multiplicado mucho más que población, y según datos de 2007, en países como España se consumen 5.000 metros cúbicos por persona y año.

Desde el punto de vista científico, ha señalado que en 2005 y 2006 se le preguntaba por la sequía de la Comunitat cuando sus montes "estaban verdes", mientras que este año, en el que hay "plantas muertas" y "una ola de incendios" por culpa de este problema, no se le ha llamado pues hay "agua embalsada suficiente".

Todas estas vertientes, ha dicho, tienen en común que el agua "es un recurso limitado" que hay que "gestionar y cuidar" porque de él depende tanto la actividad económica como la salud de la población, y ha instado a considerar su uso como un elemento "difícil, caro y costoso de conseguir".

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