"Tradicionalmente, se sembraba igual que lo hacían los propios árboles: diseminando grandes cantidades de semillas de un modo aleatorio, lo que dio lugar a bosques muy densos que, al no ser cuidados de la manera adecuada, hoy son fácilmente pasto de las llamas", explica a Efeverde Enrique Enciso, uno de los socios fundadores de la empresa junto con Francisco Martínez.
Entre los años 80 y 90 del siglo XX, empezaron a aplicarse técnicas europeas, "importadas sobre todo del norte de Europa", que implicaba transplantar en el monte plantas muy jóvenes, que no llegaban a los dos años, criadas en envases y contenedores forestales.
Estas técnicas, "especialmente las que se aplican en zonas escabrosas y con pendientes", tienen el inconveniente del precio ya que repoblar con plantas de un año puede llegar a costar hasta 3.000 euros por hectárea.
La estrategia de Sylvestris, según Enciso, "pasa por recuperar la siembra tradicional pero usando especies autóctonas y resistentes al cambio climático y preparando antes la semilla para que resista mejor las condiciones adversas y tenga más éxito a la hora de fructificar".
Un reparto entre el 10 y el 15% más reducido respecto a las técnicas actuales
"Nuestra aportación más original al proceso es esa preparación de la simiente" con el fin de que germine de forma más rápida y eficiente de lo normal y que la superficie arrasada por el fuego se recupere en el menor tiempo posible.
Además, el número de semillas que se esparce es "entre un 10 y un 15% más reducido respecto a las técnicas actuales", lo que además de redundar en un coste menor en la inversión -ya que el precio se reduce a 900 euros o menos por hectárea- evita una futura densidad excesiva en el follaje.
Para la plantación, los técnicos de esta compañía utilizan una herramienta original: "hemos inventado una sembradora manual que permite no doblar la espalda demasiado y así puede ser utilizada por cualquiera", de manera que se ofrece oportunidades de empleo para colectivos locales e incluso en riesgo de exclusión social en las zonas rurales deprimidas.
Con su trabajo, han desarrollado varios proyectos exitosos de reforestación en España, plantando encinas en Madrid y pinos en Extremadura y Aragón, aunque también han afrontado un programa de plantación de cedros y robles en Líbano.
Si se invirtiese más en prevención, no harían falta tantos recursos contraincendios
"Lamentablemente, la inversión en materia de bosques suele ir destinada, sobre todo, a la adquisición de medios técnicos para la extinción de incendios, porque es lo que más se ve luego y se puede rentabilizar en votos", se queja Enciso.
"Si una parte importante de ese dinero fuese a la prevención, no harían falta tantos medios contra incendios porque éstos se reducirían notablemente, pero ese trabajo es silencioso, no se puede lucir, y por tanto, suele descartarse", resume.