EFE.- Las primeras especies se localizaron en el embalse de Ribarroja y no tardaron mucho tiempo en proliferar por el resto de la cuenca atentando contra parte del ecosistema autóctono, especialmente a los bivalvos, algunos en peligro de extinción, y atascando bombas de agua o compuertas de presas, entre otras infraestructuras.

La jefa del servicio de control del Estado Ecológico de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), Concha Durán, ha explicado a Efe que cree que esta especie originaria del Mar Caspio llegó a la cuenca a través de los cebos vivos utilizados en la pesca del siluro, muy frecuente en la ribera cercana a Cataluña, además de por medio de la navegación fluvial.

"Creemos que había larvas de mejillón cebra en las aguas donde estaban los cebos y que se pudieron propagar en esta zona, donde se pesca mucho siluro", ha comentado.

La aparición del mejillón cebra provocó un cierto "desconcierto" entre los técnicos que, a partir de ese momento, contactaron con especialistas de otros países para recopilar información y constituyeron un grupo de trabajo para intentar frenar su expansión al resto de la cuenca.

"En un principio, nos asustamos porque nos dijeron que en tan sólo seis años podíamos tener toda la cuenca afectada, un verdadero problema con todas las implicaciones económicas y ecológicas que esto conlleva", ha recordado.

En estos momentos, el mejillón cebra se ha expandido por siete subcuencas, de las más de trescientas que hay, y se encuentra en el Ebro, el Gállego, el Jalón, el Segre y en Noguera Pallaresa, ha explicado Durán, quien ha añadido que también se han hallado recientemente ejemplares de adultos en La Loteta y en Caspe, donde hasta ahora sólo se habían localizado larvas.

Esta especie se propaga también por otras Comunidades Autónomas como Cataluña, donde hay cuatro embalses afectados, en Castilla-La Mancha y en el País Vasco.

Al no existir un método eficaz para erradicar este molusco invasor, el trabajo realizado en los últimos años se ha centrado en frenar su expansión, para lo que se han incrementado los controles de navegación de barcas por la cuenca, donde se suelen solapar y son capaces de vivir durante mucho tiempo, ha indicado.

"Después de profundizar en el conocimiento de la especie, nosotros empezamos a encargarnos de la navegación. Recrudecimos las normas, se cerraron embalses para que sólo hubiera algunos accesos y desinfectamos infraestructuras", ha señalado Durán.

Además, y con el objetivo de estudiar cómo evoluciona la población, se realizan todos los años muestreos cada quince días en cincuenta puntos de la cuenca durante el periodo de reproducción que va de mayo a septiembre.

Durante estos diez años, se han invertido todos los medios disponibles para frenar la expansión, un trabajo que ha permitido que una parte importante de la cuenca no esté afectada y que continuará así por el momento, mientras se sigue muy de cerca las últimas investigaciones que permitan crear un antídoto eficaz.

El control de este molusco invasor en la cuenca es "crucial", porque, al igual que muchas especies invasoras, "atenta" contra el ecosistema, colonizan a otras especies e incluso ocupan los huecos donde los peces depositan sus huevos, ha resaltado el geólogo de la Sociedad de Amigos del Museo Paleontológico de la Universidad de Zaragoza, Cristóbal Rubio.

La "margaritífera auricularia", especie autóctona y en peligro de extinción, es una de los bivalvos que son colonizados por el mejillón cebra, una almeja de río "emblemática", ya que concentra en Aragón el 90 por ciento de su población mundial, ha precisado.

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