López ha indicado que existen empresas interesadas en este fertilizante que mejora la calidad de los suelos, al tener una base orgánica, y reduce las pérdidas de nitrógeno por lixiviación, es decir, la contaminación de acuíferos.
El proyecto pretende reducir la lixiviación en un 20 por ciento como mínimo y el consumo de fertilizantes minerales en un 30, a la vez que las emisiones de óxido nitroso, un gas que ocasiona el efecto invernadero, también se espera que desciendan entre un 45 y un 50 por ciento.
Facilitará un solo abono y dos como hasta ahora
Además, el nuevo fertilizante permitirá abonar solo una vez, sin que tener que hacerlo dos veces como sucede con otros abonos convencionales, con el consiguiente ahorro para el agricultor.
Raquel López ha destacado que estudios en Estados Unidos ya han constatado que este tipo de fertilizante aumenta la productividad del cultivo y la calidad del grano, en casos como el trigo.
Cartif se encuentra en el Parque Tecnológico de Boecillo, cerca de Valladolid, mientras que los ensayos del nuevo abono se llevan a cabo en parcelas demostrativas en la provincia de Soria, en colaboración con la organización agraria ASAJA, en trigos tanto de secano como de regadío.
El Life, a desarrollar durante tres años con un presupuesto cercano a 1,2 millones de euros, pretende contribuir también a resolver uno de los problemas generados en el sector de las energías alternativas en España.
La retirada de incentivos a energías como el biogas ha comprometido la rentabilidad de empresas como Purines Almazán, en Soria, que produce esta energía a partir de residuos de porcino.
Esta empresa y Servimed, que fabrica fertilizantes en esa misma localidad, participan en el proyecto del centro tecnológico Cartif.
De este modo, se abarca "toda la escala de valor" de un residuo como el purín que representa un verdadero problema en Europa, donde España y Alemania suponen el 20 por ciento, cada país, del censo de porcino en la Unión Europea (UE), ha advertido la investigadora.
Esta ganadería genera cada año cerca de 1.500 millones de toneladas de estiércol en la UE, "un problema brutal" que el proyecto de Cartif intenta reducir.
Este estiércol utilizado directamente como abono "quema el suelo", mientras que las plantas de biogas permiten tratarlo "al cien por cien", ha comentado al respecto.
"Si la Comisión Europea da financiación, es porque ve un resultado aplicable" en la práctica, ha señalado Raquel López.