El director del IMIDA, Adrián Martínez, destacó que proyectos similares se desarrollan con éxito en otros países europeos como Inglaterra, Francia, Italia y Portugal. Martínez subrayó que “el objetivo es dar solución a la merma de estas poblaciones de abejas silvestres, motivada por la escasez de márgenes en el entorno de los cultivos provistos de plantas con flores y vegetación donde éstas puedan nidificar”. En este sentido, añadió que “es de esperar que los márgenes de vegetación supongan también un beneficio para la apicultura, al ser utilizados por las abejas domésticas”.
Según Juan Antonio Sánchez, investigador del departamento de Biotecnología y Protección de Cultivos del IMIDA, se ha constatado la existencia de una gran diversidad de especies de abejas silvestres cuya conservación es necesaria, ya que proporcionan grandes beneficios a cultivos como cítricos, frutales y almendro.
Para ello se ha trabajado en la selección de aquellas plantas que mejor se adaptaban a las condiciones ambientales de la zona y que mayor éxito obtenían a la hora de atraer a las abejas silvestres, con el fin de proporcionar a los agricultores la mezcla más adecuada para sembrar en los márgenes de sus cultivos.
Aromáticas y herbáceas
El proyecto ha constatado que la combinación de plantas aromáticas y herbáceas es efectiva, ya que los setos plantados han atraído a muchas especies de abejas.
En este sentido, el investigador Juan Antonio Sánchez apuntó que las mezclas de aromáticas experimentadas (tomillo, romero o albaida, entre otras), tienen la ventaja de no requerir mantenimiento y una vez establecido un seto, éste cumple su función de atraer a las abejas y el agricultor puede despreocuparse.
No ocurre igual con la combinación de plantas herbáceas (borraja, manzanilla, alfalfa o crisantemo, entre otras), ya que requieren cierto manejo por parte del agricultor para evitar que predominen unas sobre otras, y también aportes de agua más elevados que la mezcla de aromáticas.
Esta combinación de aromáticas y herbáceas puede plantarse en zonas no cultivadas (márgenes de cultivos, taludes, márgenes de embalses o pantanos). De esta forma se favorecería al mantenimiento de las poblaciones de abejas silvestres y se beneficiaría también a las abejas domésticas.