El lobo salta la tapia de 3 metros de altura de una granja, se ayuda de un contenedor de basura, y devora a una oveja. En otras granjas salta paredes de 2 metros y medio, y continúa devorando reses. La historia no sucede en medio del campo, en los páramos solitarios de las Merindades burgalesas, sino en pleno casco urbano de Espinosa de los Monteros, municipio de Burgos con 1.700 habitantes censados, según ha denunciado COAG Castilla y León. Este pasado fin de semana el cánido dio cuenta de tres reses, dos muertas y una herida, en la finca del ganadero Iván Pereda. Y hace aproximadamente un mes devoró otros 3 corderos y otra oveja, también en Espinosa. Y hace más tiempo devoró otras 4 ovejas en Montija. Todo amparado en la soledad de la noche que propicia el toque de queda en pleno casco urbano, aunque no es algo nuevo.

Y van sucediendo los ataques y COAG Castilla y León no se cansa de pedir a las administraciones de agricultura y medio ambiente, de la Junta que no controlar las especies es “dejar indefensos no solo a agricultores y ganaderos, también al conjunto de la sociedad, que ya está viendo las consecuencias de una proliferación descontrolada de fauna salvaje”.

REITERA SU POSTURA DE QUE DEBE SER CONSIDERADO PRIORITARIO EL CONTROL DE LAS ESPECIES SILVESTRES Y EMPLAZA A LAS ADMINISTRACIONES A AFRONTARLO SIN DEMORA

Como señala la organización agraria, en la variada muestra de videos y memes que iban saltando de móvil en móvil durante la pandemia y sobre todo, durante el confinamiento, «hemos visto zorros en las gasolineras, corzos caminando por avenidas desiertas, jabalíes arremetiendo contra habitantes de los pueblos, podría tener un toque exótico, pero a nadie escapa que es un peligro. Ahora llega el lobo y se agrava la situación porque el cánido arrasa con toda la fauna más desprotegida. Incluso hemos podido ver un lobo merodeando en pleno casco urbano una calle de Arroyo de la Encomienda».

Según datos de la Consejería de Medio Ambiente, Burgos sufrió en 2020, 31 ataques de lobos a sus granjas que ocasionaron 53 reses muertas. Aunque, esta provincia, es junto a Valladolid, la que menos incidencia padece de Castilla y Leon. No en vano, los ataques al norte del Duero a lo largo del año pasado fueron 380, mientras que al sur del Duero la cifra se disparó hasta los 2.198.

COAG Castilla y León recuerda una vez más, que la situación comienza a ser tan preocupante que el Ministerio de Agricultura tuvo que lanzar una advertencia, en su día, para conminar a todas las comunidades autónomas y alertarles de los riesgos que entraña no ejercer el preceptivo control de la fauna silvestre. «La desidia en la observancia de tales controles amenaza, no solo los festines que el lobo se pega con las cabezas de ganado y la consiguiente sangría económica para el ganadero. También, la propagación de enfermedades, que podrían derivar en zoonosis, o sea, ser transmitidas al ser humano, la producción de daños en las explotaciones agrícolas mediante los cada vez más frecuentes destrozos de cosechas, la creciente alarma en los pueblos porque los lobos se acercan cada vez más a las poblaciones, los daños en infraestructuras básicas y la generación de accidentes de tráfico».

Por todo ello, COAG Castilla y León reitera su ampliamente difundida postura y es que considera prioritario el control de las especies silvestres y emplaza a las Consejerías de Medio Ambiente y de Agricultura a afrontarlo sin demora. «Lo contrario, está dejando indefensos, como podemos comprobar a diario, no solo a agricultores y ganaderos, sino también al conjunto de la sociedad, que ya está viendo las consecuencias de una proliferación descontrolada de fauna salvaje. Por ejemplo, la irrupción en las ciudades de manadas de jabalíes, los daños en las infraestructuras viarias de los conejos, la siniestralidad derivada de la invasión de las calzadas por la fauna o las afecciones sanitarias motivadas por los topillos».

×