Un incendio de enormes proporciones desatado este sábado en el centro de Portugal ha causado 62 muertos y 57 heridos, varios de ellos graves. El suceso ha sido calificado por el Gobierno como «la mayor tragedia de víctimas humanas de los últimos tiempos» en el país.
Las llamas, aún activas en cuatro frentes -en uno de ellos con extrema violencia-, comenzaron la tarde de este sábado probablemente por la caída de un rayo en un árbol seco, en el término municipal de Pedrógão Grande, situado en el distrito de Leiria (centro del país), según declaró la policía.
Aldeas rurales han quedado calcinadas y decenas de muertos en pequeñas carreteras, que abrasaron a familias enteras
La información aportada por las autoridades, centradas por el momento en atender a las víctimas, apuntan a un fuego de bajas dimensiones que, debido a “vientos descontrolados”, se convirtieron en “un incendio imposible de controlar”.
Así lo explicó a periodistas el secretario de Estado de Administración Interna del Gobierno luso, João Gomes, quien dijo desde Pedrógão Grande que el fuego se propagó de una forma “que no tiene explicación”.
La zona en la que se extendió el incendio, que cuenta con varias aldeas cercanas, es atravesada por carreteras rodeadas de vegetación, lo que facilitó que las llamas cercaran a muchos conductores.
La peor escena se vivió en una carretera que une los municipios de Figueiró dos Vinhos y Castanheira de Pera, en el distrito de Leiria, donde 18 personas, entre ellas “familias enteras”, según Gomes, perecieron en sus coches.
“Fueron atrapados en una ratonera de humo”, dijo a la prensa el presidente de la Liga de los Bomberos de Portugal, Jaime Marta Soares, quien explicó que “cuando las personas entraron en esas carreteras, el incendio podría estar a kilómetros de distancia”.
Mientras, entre los 59 heridos hay cinco personas en estado grave, indicó Gomes, cuatro bomberos y un niño, y varias viviendas cercanas han quedado destruidas.
Francia y España prestan efectivos de emergencia la desbordarse los medios portugueses
Portugal ha desplegado 687 efectivos de Setúbal, Coimbra y Lisboa para controlar las llamas, tarea en la que ayudan dos aviones llegados desde España y otros medios procedentes de Francia, centrados en evitar el avance del fuego y conseguir acceder a zonas en las que no se descarta que haya más víctimas. Desde Lisboa se reconoce que están desbordados y que carecen de más medios forestales para poder cubrir tantos focos.
A la zona han llegado forenses, policía judicial y equipos de psicólogos, que atienden a supervivientes en estado de shock y que, en muchos casos, han perdido a familiares en el suceso.
La situación ha sido definida por el primer ministro luso, António Costa, como “la mayor tragedia de víctimas humanas” de los últimos tiempos por un siniestro de este tipo en Portugal.
Costa llegó a Pedrógão Grande pasada la medianoche, aproximadamente a la misma hora que el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, quien explicó que las altas temperaturas y el viento estaban dificultando las tareas de extinción.
Asimismo, aseguró que “no hay ni falta de competencia, ni de capacidad, ni de respuesta” ante desafíos de estas características, rechazando así los comentarios que apuntaban a una presunta falta de coordinación entre los equipos de socorro. Efeverde