El ejemplar fue envenenado en su viaje de regreso a España, hacia su zona de cría, desde su zona de invernada en África, según la organización.

    Según se recoge en el escrito de acusación de WWF, el inculpado, que tenía su rebaño en la dehesa boyal de Siruela, "utilizó cebos envenenados" con la idea de matar zorros u otras especies que pudieran atacar a su ganado.

    Los técnicos de la entidad conservacionista se desplazaron a Siruela alarmados porque el emisor de Atlas daba señal de inmovilidad y encontraron al alimoche junto al cadáver de un cordero, que había sido utilizado como cebo envenenado.

Restos de ejemplares por cebos envenenados


    Posteriormente, agentes de la Junta de Extremadura y del Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil se personaron en el lugar y encontraron el resto de ejemplares tras revisar la zona.

    Además, al inspeccionar el vehículo del ganadero, el SEPRONA encontró un recipiente con el mismo tóxico que se había utilizado para envenenar a las aves.

    El ganadero, según establece el Código Penal, se expone a una pena que puede llegar a ser de cárcel y a indemnizar a la Junta de Extremadura en algo más de un millón de euros por el valor de las especies envenenadas.

    Según un informe de WWF, Extremadura es una de las regiones que presenta "graves carencias" en el trabajo contra esta práctica ilegal.

    Además, el uso de cebos envenenados es la mayor amenaza para especies en peligro como el alimoche, el águila imperial ibérica, el buitre negro o el milano real, entre otras.

    España alberga entre el 80 y el 100 por ciento de la población europea de estas especies y Extremadura una parte muy importante de la población española, recuerda esta organizació la nota.

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