Cuenta con un censo que apenas llega a los cincuenta reproductores, a pesar de ser la única subpoblación porcina autóctona de Andalucía que, con reconocimiento oficial, aún pervive.
Desde el Teica se han revisado sus caracteres morfológicos, fanerópticos, productivos y genéticos que definen los rasgos diferenciadores que le otorgan a esta variedad su singularidad dentro del cerdo ibérico, y se ha estudiado la calidad de su carne para su puesta en valor como herramienta fundamental para promocionar su conservación y explotación mediante, incluso, su comercialización convenientemente diferenciada y acreditada.
Han concluido que desde el punto de vista genético, la estirpe Manchado de Jabugo se configura como una subpoblación porcina con identidad propia, guardando relación con la población general de Cerdo Ibérico, pero suficientemente diferenciada de ésta como para conservar su carácter singular.
Una carne beneficiosa para la salud y muy valorada sensorialmente
En cuanto a la calidad de la carne del Manchado de Jabugo, la grasa de los cerdos finalizados en montanera presenta unos niveles de ácidos grasos favorables desde el punto de vista de la salud cardiovascular de los consumidores, con una buena relación entre ácidos grasos insaturados y saturados.
Desde el punto de vista de las características sensoriales de su carne, los catadores diferencian con facilidad la carne de Manchado de Jabugo de la carne de Ibérico comúnmente encontrada en el mercado, destacando la terneza y el aroma del solomillo, y la jugosidad, untuosidad e igualmente el aroma en la presa.
Por todo ello, desde el Teica resumen que el Manchado de Jabugo debe ser considerado un patrimonio zoogenético y cultural genuino de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, cuya singularidad le otorga una identidad propia dentro de la raza porcina Ibérica, y que merece por tanto ser protegido.