A su vez, esta red regional se complementa con las estaciones implantadas por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).

      El objetivo es determinar, a través de controles operativos, vigilancia e investigación, cuál es el estado de la calidad de las aguas y cumplir la Directiva Marco del Agua, pionera en cuanto a protección de este recurso y que establece el horizonte 2015 para alcanzar un buen estado ecológico, ha indicado Infante.

      La Consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, de la que depende el Laboratorio de La Grajera, ha implantado medidas para garantizar el mantenimiento de esa calidad de las aguas, como el refuerzo de la red de depuradoras que da cobertura a todos los municipios de la región, el control y la gestión de purines y residuos ganaderos o las iniciativas para impulsar una agricultura sostenible contempladas en el Programa de Desarrollo Rural.

      De acuerdo con el diagnóstico del muestreo realizado en las diferentes cuencas, el estado biológico en el Alhama-Linares es bueno o muy bueno; igual que ocurre en el Iregua, ha informado María Martín.

      En el Najerilla, los parámetros son muy buenos en todas las campañas y en sus 7 estaciones, aunque a la altura de Tabladas, el río se encuentra más influenciado por el desembalse y probablemente como consecuencia de las fluctuaciones del caudal los niveles son buenos.

      En los ríos Oja y Tirón se ha pasado de moderado a bueno; y en el Cidacos, el punto de muestreo de Arnedillo indica que el estado de las aguas es bueno; mientras que en Calahorra se queda en moderado debido a los problemas de conductividad y a una falta de un caudal permanente mínimo en una buena parte del año, que con la regulación de la presa de Enciso se podrá solucionar.

      En este contexto, Infante ha indicado que el Cicados y el Oja no tienen regulación en cabecera y, por lo tanto, en algunas épocas del año tienen "poco o nulo caudal".

      Ha felicitado a los Servicios de Conservación de la Naturaleza del Gobierno riojano, con la ayuda de la empresa Acuaex, que han rescatado recientemente más de 20.000 truchas que han quedado en pequeñas pozas aisladas en el Oja por esos problemas de sequía.

     El director general ha precisado que la presencia de esta fauna piscícola en estas pozas en "un indicador del buen estado biológico de este río". Respecto a las tres estaciones de muestreo situadas en la cuenca del Jubera y Leza, el estudio determina que ofrecen valoraciones que oscilan de muy bueno a moderado en función del caudal existente en cada campaña. En la estación del Leza en Murillo es en la única en la que se detecta la presencia del cangrejo rojo.

      El informe apunta un ‘necesita mejorar’ en el caso del río Yalde, a la altura de Uruñuela, donde se registran valores bajos.

      La actividad agrícola, ganadera e industrial, unido a las instalaciones de manejo de áridos, han motivado la aparición de aguas residuales que impiden alcanzar los objetivos de calidad.

      No obstante, en la estación de Castroviejo las mediciones dan como resultado una calidad de agua muy buena durante los tres años, ha precisado Martín.

       El río Zamaca, que desemboca directamente al Ebro aguas arriba de Briones, también presenta unos niveles deficientes por el alto contenido de nitratos en el agua procedentes de los retornos de riego. No obstante, el acuífero del aluvial del Zamaca está declarado como zona vulnerable por contaminación de nitratos.

     La directora general ha destacado la evolución positiva que se ha dado en ambos tramos desde 2010 registrando una mejora de la calidad de las aguas.

     El Plan Hidrológico de Cuenca aplaza para estos ríos el cumplimiento de buen estado ecológico hasta el 2021.

     Respecto al método de recogida de muestras, el trabajo de campo se planifica en el periodo comprendido entre la segunda quincena de junio y la primera quincena de agosto, en función de las condiciones climatológicas, ya que es la época que recomienda la CHE por ser la de mayor diversidad de las comunidades biológicas en los ríos.

      En cada cuenca se muestrea en el sentido de la cabecera a la desembocadura para evitar trasladar a zonas altas organismos patógenos o especies exóticas que pudieran estar presentes en las zonas bajas.

      Al finalizar, se procede a la limpieza y desinfección del material y equipos que se introducen en el río. El material recogido y las muestras de agua recogidas en cada una de las estaciones se trasladan al laboratorio para su análisis e interpretación.

      La caracterización del estado de una masa de agua se basa en comparar los valores obtenidos para los diferentes parámetros con los considerados como referencia que varían según la tipología o ecotipo fluvial, como ríos mineralizados de baja montaña, ríos de montaña mediterránea silícea, ríos de montaña mediterránea calcárea o ríos de montaña húmeda calcárea.

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