Sin embargo, tiene un claro inconveniente: los elevados costes que conlleva por el importante consumo energético que precisa para ser tratada adecuadamente, de modo que la producción de agua desalinizada tiene unos costes de entre 0,6 y 0,7 euros por metro cúbico, frente a los 0,1 euros que cuesta el agua procedente del trasvase.

      Además, se trata de un agua con una elevada concentración de boro que la mayoría de los cultivos no puede soportar, lo que se convierte en el principal inconveniente para su uso agrícola, junto con otros como los desequilibrios nutricionales de su composición, o la elevada acidez, que puede suponer la corrosión de tuberías y válvulas.

      Para corregir esos inconvenientes, ha señalado el investigador, es necesaria una correcta regulación y normalización de los estándares de calidad y las condiciones que debe cumplir el agua desalinizada, con un mayor control, tal y como se está llevando a cabo en Israel, el único país junto con España que usa agua desalinizada en la agricultura.

     No obstante, los costes seguirían siendo muy elevados, por lo que los investigadores han analizado la posibilidad de mitigar esos efectos mezclando el agua desalinizada con el agua procedente del trasvase.

     Para ello, se ha estudiado el caso concreto del embalse de La Pedrera, que suministra agua a los regantes del Campo de Cartagena y se encuentra a solo unos kilómetros de la planta desalinizadora de Torrevieja (Alicante).

     Según el estudio, la proporción de esa mezcla debería ser de un máximo del 40 por ciento de agua desalinizada, y un 60 por ciento del trasvase en ese embalse para que los niveles de boro en el agua no afectaran a los cultivos y la calidad fuese adecuada para el regadío.

     "El agua del trasvase tiene una importancia estratégica para poder gestionar la incorporación de agua marina desalinizada a la agricultura, y sin el trasvase, esa incorporación sería problemática", ha indicado.

     En ese sentido, ha insistido en que la mejor opción para la gestión de agua desalinizada en la agricultura es su mezcla con aguas de otras procedencias para evitar un encarecimiento excesivo del proceso.

     Claver ha señalado que el SCRATS ha remitido ya este estudio al Ministerio de Agricultura, y ha señalado en que las negociaciones con la administración siguen abiertas con el objetivo de lograr un coste del agua desalinizada no superior a los 0,2 euros por metro cúbico, un precio que pueda ser asumido por los regantes.

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