EFE.- El estudio, en el que ha participado el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona-CSIC y que se publicó ayer en la revista científica Plos One, ha escogido las zonas que considera prioritario proteger por sus características y que representan un 10 % de todo el Mediterráneo.
En España, además de las zonas de las Islas Baleares y del estrecho de Gibraltar, Almería y Marruecos, el estudio también indica la necesidad de proteger la zona comprendida desde el cabo de Creus hasta Marsella.
El trabajo internacional, que señala que la protección de estas zonas se tiene que hacer de aquí al año 2020, incluye también el mar ante la costa de Croacia, numerosas áreas entre Grecia y Turquía y trozos más pequeños de mar dispersos por todo el Mediterráneo.
El trabajo analiza diversas propuestas de conservación que se han hecho desde varias instituciones y organizaciones para poder discernir qué zonas son las que se tienen que priorizar a la hora de proteger y según qué criterios, como la pesca, la biodiversidad, las especies protegidas o los impactos medioambientales, entre otras.
La investigadora del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona, Marta Coll, ha explicado que "la Unión Europea se ha propuesto tener, de aquí al 2020, un 10 % de los mares europeos con alguna protección".
"La cuestión -ha dicho la científica- es determinar qué zonas se tienen que proteger. En nuestro trabajo hemos analizado todas las propuestas para ver qué áreas se han propuesto con más frecuencia y cuáles son las características de interés de estas zonas".
Marta Coll ha indicado que "para proteger las zonas del norte, oeste y de mar abierto en el Mediterráneo hay que priorizar acciones".
El Mediterráneo es uno de los mares con más biodiversidad del planeta ya que, de las 17.000 especies descritas hasta ahora, una quinta parte son endémicas, según destacan los autores del trabajo, en el que han participado investigadores de doce centros de investigación de todo el mundo, dirigidos desde la Universidad de Stanford (EEUU).
Los ecosistemas mediterráneos, unos de los más afectados por el ser humano, están amenazados por actividades humanas que incluyen la pesca, la extracción de recursos, la densidad de población costera, las especies invasoras y el cambio climático.