Para llegar a estar conclusiones analizaron durante 20 años los efectos del consumo de leche en una muestra de 61.000 mujeres de entre 39 y 74 años de edad, y de más de 45.000 hombres de entre 45 y 79 años (a los que supervisaron durante 11 años).
Las mujeres y la leche: mayor riesgo de muerte prematura
Tras dos décadas de seguimiento del estado de salud de las voluntarias al estudio, Michaelsson y su equipo observaron que el consumo de leche se traducía en mayores posibilidades de sufrir fracturas y, que las mujeres que bebían más de tres vasos al día (cerca de 700 ml), tenían el doble de probabilidades de morir antes que las que ingerían menos de uno.
Al finalizar el periodo de estudio, 25.000 de las examinadas habían muerto y 22.000 sufrieron alguna fractura ósea. “Las mujeres que consumían tres o más vasos al día tenían un 90% más de riesgo de una muerte prematura, un 60% más de posibilidades de tener una fractura de cadera y un 15% más de fracturas óseas en general que las que bebían menos de un vaso”, explica el profesor.
En el caso de los hombres analizados, las diferencias en las tasas de mortalidad entre los que consumían más o menos leche no fueron demasiado significativas. Alrededor del 20% de los que bebían tres vasos murieron a lo largo de los 10 años siguientes, frente a un 18% en el caso de los que ingerían un único vaso.
Datos mucho menos llamativos ya que valorando la media del conjunto entero, el 19% de los hombres fallecieron en ese mismo periodo, independientemente de la leche consumida a diario.
Tampoco hubo apenas diferencias en las tasas de fracturas. No obstante, entre aquellos que consumían menos de un vaso al día "hubo una tendencia de riesgo de fractura de cadera ligeramente reducida”, comenta Michaelsson.
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