El doctor Santiago Nevot, del servicio de Alergia del Hospital Universitario Quirón Dexeus, ha explicado que las modificaciones sobre el tratamiento habitual las aplican en el suministro del alimento, ya que se suministra cuando está procesado, no en crudo, y en la edad de inicio de las pruebas sobre los pacientes, ya que se ha adelantado hasta niños menores de un año.
Tras realizar el tratamiento a 200 pacientes desde noviembre de 2011, se ha conseguido un 98% de tolerancia completa en niños alérgicos a la leche, desde lactantes menores de un año a adolescentes con alergia persistente de alto riesgo, y un 100% de tolerancia parcial en niños alérgicos al huevo, con la normalización de la rutina diaria en el 100 % de los casos tratados.
La alergia a los alimentos se ha convertido, en las últimas décadas, en uno de los problemas de mayor impacto sociosanitario. Las más comunes en la infancia son, por orden de frecuencia, las alergias al huevo, a la leche de vaca, al pescado, a las leguminosas y a las frutas y frutos secos.
Sólo en Cataluña, unos 45.000 niños están afectados y se caracterizan por síntomas inmediatos, con un intervalo máximo aproximado de dos horas tras la ingesta, que pueden afectar a la piel, al sistema digestivo o respiratorio, e incluso llegar a causar reacciones que comprometan la vida del paciente, conocidas como reacciones anafilácticas.
Por este motivo, Nevot ha reconocido: "Tenemos muy claro que el procedimiento no está exento de riesgos y exige una estrecha colaboración entre el paciente, la familia y el equipo médico encargado, que debe estar especializado en el reconocimiento y tratamiento de las posibles reacciones".
A los 4 o 5 años, el 80-85% de los niños diagnosticados de alergia a las proteínas de la leche de vaca alcanza la tolerancia y en el caso del huevo las cifras rondan el 60%, pero cuanto más tiempo se mantiene la sensibilización sintomática, menor es la probabilidad de resolución espontánea.
De este modo, los pacientes "no tolerantes" se convierten en un grupo de alto riesgo susceptibles de presentar reacciones potencialmente fatales, no sólo por la ingesta inadvertida, sino también por el contacto con pequeñas cantidades del alérgeno que, inevitablemente, pueden encontrarse ocultas en diferentes productos de uso cotidiano.
Por esto, "inducir la tolerancia del alimento procesado de forma temprana aunque ésta sea parcial o en mínimas cantidades, no sólo facilita enormemente las rutinas y disminuye los riesgos, sino que además se logra de un modo más rápido y sencillo cuanto menor es el paciente", según Nevot.
Durante muchos años, el tratamiento del niño diagnosticado de alergia alimentaria se ha basado en la dieta de eliminación estricta, educando al paciente y su familia sobre cómo llevarla a cabo, esperando a que con el tiempo se produjera la esperada tolerancia.