El Ayuntamiento de Logroño adquirirá 700 recipientes que se distribuirán entre bares, cafeterías, restaurantes, hoteles y bodegas.

También se pondrán a disposición de los ciudadanos los puntos limpios y en los cuarenta contenedores de ropa usada de Cáritas Chavicar, que se encargará de la recogida de los tapones de corcho mediante sus medios.

    Los tapones recogidos serán almacenados por la Fundación y enviados posteriormente a una empresa del sector.

    Este proyecto no conlleva rentabilidad económica, pero su objetivo es preservar el medio ambiente, mediante la gestión adecuada de este tipo de materiales y, por otra, contribuir al desarrollo social, ya que supondrá la consolidación de un puesto de trabajo en Cáritas Chavicar y la futura creación de algún empleo más.

    El destino final de los corchos sería su transformación en otros artículos, como pavimentos, aislantes para la construcción o complementos varios, como plafones para colgar papeles, posavasos o suelas de sandalias.

    En España no existe una cultura de reciclaje de los tapones de corcho ya que, pese a ser un producto perfectamente reciclable, su proceso de recogida selectiva tiene un elevado coste económico y no es rentable.

    Actualmente el corcho se suele tirar a la basura y, en el mejor de los casos, es reciclado como materia orgánica.

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