Con esta sencilla fórmula y una trayectoria profesional previa en hostelería, la pareja ha conseguido que el Tatau Bistro no sólo haya sido "muy bien aceptado" desde el primer día, sino que el boca a boca y las redes sociales han permitido darles a conocer en el exterior.

     Valiente ha asegurado desconocer que su establecimiento fuera candidato a una estrella Michelin y ha resaltado que su máximo interés era mantener su presencia en la guía como gastrobar recomendado, sin ningún tipo de "pretensiones".

     Sorprendido aún por el reconocimiento, el cocinero ha asegurado no tener ningún secreto en sus fogones y que el "éxito" obtenido se debe a una cocina "humilde", a la utilización de los mejores productos y a unos precios ajustados.

     El bar exhibe un gran tablero-menú que permite a los clientes elegir desde las raciones más sencillas, como patatas bravas o ensaladilla, hasta platos más elaborados como el pichón de "bresse", la espardeña o las gambas rojas de Palamós. Pero ha insistido en que hasta para elaborar los platos más sencillos se sirven de "las mejores patatas y el mejor aceite".

     Este profesional ha asegurado ser consciente de la "responsabilidad" que conlleva la obtención de una estrella Michelin y de la necesidad de "dar la talla", pero ha afirmado al tiempo su intención de "no cambiar nada en su negocio".

     Con este reconocimiento, ya son tres los establecimientos oscenses que tienen una estrella Michelin, el Tatau Bistro y los restaurantes Las Torres y Lillas Pastia, a las que se suman en Aragón las del restaurante La Prensa de Zaragoza y la de la Hospedería el Batán de Tramacastilla (Teruel).

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