Los consumidores están pagando unos precios por la patata cercanos a los 70 céntimos de euro/Kg, aunque existan ofertas puntuales de 33 céntimos. Estos precios, según señala la organziación agraria, "dan margen suficiente para pagar al cultivador un valor digno por sus patatas que no lleve a la ruina a muchos agricultores".
Asimismo, UCCL solicita a la Administración que tome las medidas necesarias para "solucionar la ruina que puede causar el cultivo de la patata a muchos agricultores de Castilla y León y que por ello estarían abocados a abandonar su explotación".
En Castilla y León hay una menor producción de patatas dedicadas al consumo fresco originada por el incremento de la superficie de patata para industria, todo ello a pesar de que la superficie total con respecto al año anterior es prácticamente la misma.