Estos resultados, publicados en la revista "Bulletin of Entomogical Research", llegaron tras una investigación desarrollada durante las campañas de 2011 y 2012 en tres parcelas situadas en las localidades valencianas de Riola y Sueca, donde están presentes estas especies de hormigas.

     Para determinar el grado de influencia de la presencia de hormigas en el posterior desarrollo de plagas, los investigadores aplicaron a una serie de árboles un pegamento que impedía a los insectos subir por el tronco y llegar hasta las hojas.Según García Marí, las hormigas pueden llegar a matar a los enemigos naturales de las plagas cuando suben a los árboles a recolectar la melaza, alimento imprescindible para su subsistencia, producido por insectos como la mosca blanca.

    En este sentido, los resultados fueron concluyentes en las tres parcelas, ya que en aquellos árboles a los que se les aplicó el pegamento, la población de piojo rojo bajó entre el 21 y el 41 %, ha asegurado el experto.Del mismo modo, también descendía significativamente la concentración de mosca blanca algodonosa en aquellos árboles a los que no podían subir las hormigas de las especies "P. pallidula" y "L. humile", aunque no con la especie "Lasius Grandis" ya que esta hormiga es predominante en primavera y la plaga, propia del verano.

   "Si logramos impedir que las hormigas suban por el tronco, garantizaremos la acción de los enemigos naturales de las plagas y, por tanto, la mejora de la producción", ha subrayado el investigador.Además, según García Marí, el control biológico se presenta "cada vez más como una de las alternativas más eficaces para la gestión de plagas en los cultivos".En este sentido, el catedrático de la UPV plantea como posible solución inducir alteraciones artificiales de la melaza en los árboles.

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