A cargo de esta exposición estuvo el Doctor en Silvicultura de Plantaciones y jefe División Silvicultura y Genética, de Bioforest S.A., Cristian Montes, quien realizó un contraste entre lo que la empresa grande realiza en el cultivo de pino y lo óptimo a escala que debiera desarrollar el pequeño y mediano propietario, en costo y mano de obra.

    “Hay cosas básicas que son indispensables realizar para optimizar el trabajo, como por ejemplo: el mejor mes para el cultivo es junio y para el subsolado (arado), el suelo se debe romper con una potencia muy baja, por lo que no es necesario trabajar con grandes maquinarias que cuestan bastante dinero”, manifestó Montes.

    Agregó que, para asegurar que las plantaciones no tengan deficiencia en el crecimiento, es indispensable la aplicación de un fertilizante llamado boro, con una cantidad de 30 gramos a 20 cm de cada árbol.

   Otro punto destacado en la exposición, apuntó a que se debe mantener permanentemente el control de maleza, ya que puede afectar el crecimiento de los árboles y además, compite por el agua. Una tonelada de pastizal, le quita 25 milímetros aproximados del recurso hídrico, a un ejemplar de pino radiata en situación de estrés hídrico.

      “Una buena densidad productiva para los propietarios, son 1.600 árboles por hectárea y en sitios de bajo rendimiento, 1.250. Como negocio forestal, se ocupa una tasa de descuento de un 8%, es decir, que la rentabilidad que se espera tener, es sobre el valor que se está poniendo al bosque, y esto, es mejor de lo que hoy ofrece un banco como inversión”, destacó Montes.

Bosques renovables

    En Norteamérica y Europa, gran parte de la industria forestal se sustenta a partir de bosques nativos, llamados también de segundo crecimiento y que genéticamente son renovales. Roble, Raulí y Coigüe, son el  grueso de este tipo de árboles, y en Chile, principalmente, se ocupan para leña.

     El gerente general de Ecosoluciones Forestales Ltda., Patricio Toledo, expuso sobre una nueva industria para Chile, basada en bosque nativo  y que se debiera comenzar a forjar al 2050. “En el país existen 1.4 millones de hectáreas de bosques de segundo crecimiento y claramente, en un futuro, se pueden sumar al despliegue productivo, si existe un buen manejo silvícola y si se desarrolla la industria”.

     Agregó que, “estamos pensando en un uso más noble de la madera, principalmente en revestimiento de interiores, tableros estructurales, entre otros. En el país, ya existen algunas iniciativas exitosas, pero por si solos, no constituyen una industria necesaria”.

     Toledo, aseguró que en la medida que los pequeños y medianos propietarios, dueños de este tipo de bosque, puedan rescatar toda esa materia prima para hacer una industria competitiva, ese patrimonio tomará mayor valor y la gente lo va a proteger.

     El décimo tercer Trawü Forestal fue organizado por la Corporación Chilena de la Madera, CORMA, y la empresa Agromen. Para el próximo año, los temas serán seleccionados, de acuerdo a la opinión de los propios asistentes, quienes dejaron por escrito sus necesidades.

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