Doce personas han trabajado durante los últimos cuatro meses para que a Tío Pepe no le faltara de nada, hasta el punto de "volver a pintar a mano de forma minuciosa todos los detalles de la botella", como ha manifestado el gerente.
Tío Pepe, además de más joven y más guapo, también está más delgado ya que, aunque el rótulo y sus colores son los originales punto por punto, el armazón que lo mantendrá fijado en lo alto del número 11 de la Puerta del Sol -su nueva oficina- también se ha aligerado.
Tres años sin dar señales de vida han pasado desde que el mediático Tío Pepe se recolocara su sombrero y la chaquetilla a juego para despedirse, sin fecha de retorno establecida, de los madrileños y visitantes.
Regresa gracias a la petición popular y el simbolísmo que representa para Madrid
La restauración de su tradicional oficina tras la compra del inmueble número 1 de la Puerta del Sol por parte de la empresa de electrónica Apple tuvo la culpa de aquel hasta luego que más parecía un adiós.
Ante el anuncio de que don Pepe, como le llaman los "enfermeros" de la empresa Spoluz, no volvería, los madrileños se volcaron exigiendo la vuelta del jerezano al que el actual ministro Alberto Ruiz-Gallardón, entonces alcalde de Madrid, elogió en su día equiparándolo con la Torre Eiffel de París.
Singular donde los haya e indultado como pocos, Tío Pepe tiene el carné de miembro del selecto y cada vez más reducido club de rótulos luminosos permitidos por el Ayuntamiento de Madrid, integrado también por el de Schweppes de Callao.
No debe de ser fácil volver al trabajo después de tres años sin pasar por la oficina pero, como ha adelantado Hernansanz, "si se cumplen todos los plazos, Tío Pepe podría estar colocado en su nueva ubicación entre los días 15 y 20 de mayo".
Cuando resta más de un mes para que el luminoso regrese a su hábitat, el jerezano aún tiene que ser ensamblado y ataviado con sus tradicionales neones, pero Tío Pepe, que en todo momento ha correspondido obediente a los diversos requerimientos de los periodistas, ha preferido mantener un par de secretos para la ocasión.
Como si de un gran rockero se tratara, Tío Pepe ha preferido mantener guardada bajo llave su guitarra, reservando a los madrileños y turistas que a mediados de mayo paseen por la Puerta del Sol el honor de ser los primeros en vislumbrarla en las alturas.