La Organización Colegial Veterinaria (OCV) ha exigido reforzar las condiciones de seguridad en los saneamientos ganaderos para evitar siniestros en las explotaciones que puedan acabar de forma fatal.
El presidente de la OCV ha hecho este llamamiento tras la reciente muerte de un veterinario que resultó golpeado en la cabeza por una vaca en una granja gallega, mientras realizaba tareas de saneamiento.
Calvo cree que sucesos como el que cita «deben servir para incrementar la seguridad laboral» en el campo y ha considerado «prioritario» unificar criterios de forma «urgente» sobre la manera de realizar los saneamientos pecuarios en cada comunidad autónoma.
Ha pedido que se refuercen las medidas de seguridad durante el manejo de los animales para conseguir su correcta inmovilización y «limitar» los casos en los que actúa «un único veterinario», ya que la falta de personal afecta de forma «muy negativa» a la realización «eficiente» de las operaciones.
Piden que no se mire a otro lado en los concursos para los saneamientos, en lo que «suele obtener» el contrato la oferta más barata
Según Calvo, la veterinaria es una profesión de riesgos, sobre todo cuando intervienen grandes animales, con una fuerza «considerable y alterados» en una situación que les «resulta extraña».
«A menudo» se realizan los saneamientos en explotaciones «pequeñas, en pleno campo», donde «no hay medios adecuados para su inmovilización, lo que incrementa el peligro», ha añadido.
En el caso de los bóvidos es necesario usar una manga de seguridad que facilite el trabajo del profesional sanitario, elemento que «no siempre existe en las granjas».
Esa circunstancia obliga a abordar al animal por el método tradicional de una «única sujeción al pesebre», lo que «aumenta posibilidad de golpes y accidentes, y más si efectúa las tareas un sólo veterinario».
Los veterinarios reclaman a las administraciones autonómicas que «no miren a otro lado» en los concursos para los saneamientos ganaderos, en lo que «suele obtener» el contrato la oferta «más ventajosa» en términos económicos, a su juicio «a costa de reducir las medidas de seguridad en jornadas maratonianas, mal remuneradas y con un solo veterinario para ahorrar costes de personal».