Cruz Ponce Isla / Directora general de Agricultura y Ganadería de la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural
Este sábado 15 de octubre se celebra el Día Internacional de las Mujeres Rurales y, un año después del cambio de Gobierno en Castilla-La Mancha, podemos decir que la política de la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural está dando sus primeros frutos.
Cerca de medio millar de mujeres jóvenes han presentado una cuarta parte de las 2.000 solicitudes de ayudas para ser agricultoras o ganaderas en la región. Un dato muy significativo que no se había producido nunca y que pone de manifiesto, por un lado, el empeño del Gobierno que preside Emiliano García-Page por dar visibilidad a las mujeres, cuya labor es esencial para la viabilidad económica de las explotaciones en el medio rural; y por otro lado, la confianza de las jóvenes en este Ejecutivo regional, que apuesta directamente por las iniciativas emprendedoras de las mujeres rurales, con la puesta en marcha de programas innovadores también en otros ámbitos que incentivan el autoempleo y la formación de las mujeres.
En la Agricultura de la región, tenemos un total de 487 mujeres castellano-manchegas emprendedoras menores de 40 años, por las que tenemos que trabajar y defender sus derechos como una cuestión de justicia social, pero también como una inversión de futuro. Son 166 mujeres jóvenes en la provincia de Albacete; 108, en la provincia de Toledo; 96, en la provincia de Ciudad Real; 74, en la provincia de Cuenca y 42 mujeres, en la provincia de Guadalajara. Todas ellas representan un dato histórico que tiene que servir de punta de lanza para la futura Ley de Igualdad de Acceso a los Servicios Públicos en el medio rural, anunciada recientemente por el presidente García-Page en el Debate del Estado de la Región, y que elaborará el consejero de Agricultura, como garante de una auténtica política de desarrollo rural en Castilla-La Mancha. Porque donde hay mujeres en los pueblos, hay futuro.
Estas revolucionarias cifras de mujeres emprendedoras en Agricultura se ha conseguido gracias al incentivo de la Consejería de Agricultura que ha diseñado una estructura, sin precedentes, en los criterios de prioridad, otorgando en la primera convocatoria de Incorporación de Jóvenes a la Agricultura, 10 puntos a las mujeres, de un total de 20 puntos mínimos necesarios para acceder a la ayuda.
Pero la sorpresa ha sido mayor porque, además de las casi 500 mujeres que han solicitado iniciarse en la agricultura o la ganadería, otras 72, al mismo tiempo, han pedido inscribirse dentro del sistema de Titularidad Compartida, animadas por la inclusión de la posibilidad de que ellas y sus cónyuges pudieran acceder a la ayuda. Este dato es muy significativo si lo comparamos con las escasas 47 parejas inscritas en el Registro de Titularidad Compartida en Castilla-La Mancha que teníamos en julio de 2015, tras años de práctica inoperancia en esta materia. Es decir, que con Emiliano García-Page como presidente se ha multiplicado la demanda de mujeres que quieren estar en este Registro. Y no nos vamos a detener aquí, vamos a seguir impulsando la Titularidad Compartida, de forma que cada vez más mujeres tengan un papel reconocido por la sociedad.
Titularidad Compartida
Había una necesidad de partida por crear un Registro de Titularidad Compartida debido a que en muchas explotaciones agrarias, la mujer además de aportar trabajo e incluso bienes, sostiene la responsabilidad del trabajo doméstico, en la mayor parte de los casos sin colaboración y sin ningún reconocimiento económico y, sin embargo, es el hombre el que figura como ‘titular’ de la explotación, el que cotiza a la Seguridad Social y el que puede obtener por tanto una pensión de jubilación.
Para aclarar ciertas dudas generadas, el origen de la Titularidad Compartida data de 2007 y surge del esfuerzo de las mujeres de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR) en defensa de este colectivo. Se materializó, por primera vez, al lograr que las mujeres que se incorporaban a las explotaciones consiguieran bonificaciones a la Seguridad Social. Y es el Gobierno que presidía José Luis Rodríguez Zapatero, el que impulsa la Ley 18/2007, de 4 de julio, por la que se procede a la integración de los trabajadores por cuenta propia del Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social en el Régimen Especial de la Seguridad Social de los Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos -una reivindicación que se venía haciendo desde hacía mucho tiempo- el que regula el trabajo invisible de estas mujeres.
Posteriormente, la Ley de Titularidad Compartida de las explotaciones permitió a muchas mujeres “aparecer en los papeles”. Ya no tenían que presentar un permiso de sus maridos para hacer gestiones diarias de la explotación en la que trabajaban pero se hizo muy poco por incentivarlas a que se inscribieran. De hecho, en Castilla-La Mancha la Ley ha permanecido en un cajón en los últimos cuatro años del Ejecutivo anterior.
Y no sólo eso. Los recortes en el medio rural en los últimos años, han afectado a las mujeres en general pero, especialmente, repercutió en aquellas que vivían en el medio rural al quitar la bonificación a la Seguridad Social para aquellas que -no dedicándose al campo- asumían los cuidados familiares de sus personas dependientes. Una decisión que provocó que múltiples mujeres que habían empezado a cotizar por un trabajo, que iban a realizar de igual manera, dejara de contar para la Administración Pública. Lamentablemente, una involución para las mujeres a las que ni se les incentivaba a ser cotitulares de las tierras de la familia, ni tampoco se les reconocía la carga de trabajo que suponen los cuidados de dependencia.
Retos de futuro
En cualquier caso, a partir de ahora y porque es necesario avanzar, desde nuestra perspectiva, vamos a seguir la hoja de ruta que nos hemos marcado en este Gobierno regional para impulsar la preferencia de la mujer en el acceso a todas las ayudas en que sea posible, tratar de recuperar derechos conseguidos tiempo atrás, y alcanzar nuevos retos que confieran a nuestra sociedad mayores dosis de igualdad de oportunidades en el medio rural que permitan, a la vez, un trato de igual a igual con el mundo urbano.
Por último, me gustaría invocar a la concienciación de la sociedad sobre el papel esencial de las mujeres en el sector agrario castellano-manchego, no como símbolo del pasado sino como parte imprescindible de nuestro futuro. Para ello, seguiremos desarrollando políticas reales, dirigidas a las verdaderas mujeres rurales que emprenden y trabajan en la agricultura de nuestra tierra.