EFE.- Varios ayuntamientos de la comarca de Albarracín pidieron, a finales de 2012, sondear una posible fuente de recursos basada en la propia riqueza del territorio: la obtención de resinas del pino negro, el pino resinero por excelencia que en la provincia de Teruel ocupa unas 40.000 hectáreas de las cuales, por sus condiciones de accesibilidad, continuidad en el terreno y pendiente, serían susceptibles de explotación unas 20.000.

El Gobierno de Aragón explica en un comunicado que después de esta propuesta se han cubierto algunas etapas para lograr el objetivo y, en este sentido, el Servicio Provincial de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de Teruel ha organizado charlas sobre la resinación en la provincia y algún viaje para conocer experiencias cercanas.

Después, se creó un grupo de trabajo del que forman parte técnicos del Servicio Provincial los ayuntamientos de Albarracín, Bezas, Tormón y Rubiales y la Asociación para el Desarrollo Rural Integral de la Sierra de Albarracín (ASIADER).

Emilio Pérez Aguilar, ingeniero de montes del Servicio Provincial de Teruel, destaca que se trataba de una actividad importante en muchas comarcas del país y también tenía implantación en Teruel, pero su explotación se abandonó porque no permitía obtener un sueldo «digno».

Según este ingeniero, hay un «elevado interés local» pero era necesaria una segunda etapa de formación técnica y práctica porque la puesta en marcha de esta actividad «no siempre es fácil». Además, se ha detectado que hay una fuerte demanda internacional de resinas.

El paso siguiente, ya más práctico, fue la realización de un ensayo de técnicas de resinación, en colaboración con una empresa privada, para obtener datos, una cuantificación que permita perfilar si el propósito inicial puede ser rentable «como una actividad empresarial más».

El ensayo que en estos momentos se experimenta en los montes públicos de estos términos de la comarca de Albarracín se centra en 2.000 pies, distribuidos en cuatro lotes de 500 pies cada uno repartidos entre Albarracín, Bezas, Tormón y Rubiales, cercanos a vías de comunicación o caminos forestales.

De forma paralela, unas 15 personas asistieron a un curso sobre resinación en la Casa Forestal de Donarque, entre cuyos profesores había resineros de la provincia de Cuenca que contaron su experiencia.

El precio de la resina está en el entorno de un euro el kilo y la producción por pino es de aproximadamente dos kilos con las técnica actuales, muy superiores a los rendimientos de otra épocas. Un buen resinero puede manejar una macha de 5.000 ó 6.000 pinos.

En los últimos años, la resinación se ha recuperado en algunas comarcas interiores del país, en muchos casos como consecuencia de la crisis económica y de los cambios en el mercado.

Estos cambios pueden beneficiar a la provincia de Teruel si con el paso del tiempo se confirma que una actividad tradicional puede ser una forma de ganarse la vida, rentable y viable, concluyen desde el ejecutivo aragonés.

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