Desde hace cinco o seis años "la mafia italiana se ha unido con la china para importar máquinas falsificadas de nuestras marcas".

    La firma tiene patentadas sus enseñas e incluso los colores naranja y gris de sus motosierras -uno de sus productos estrella en muchos países, como el español- porque, "al ser líderes en el mercado, los piratas también se fijan primero en nosotros".

    En junio de 2011 "paramos en las aduanas de Málaga 3.300 motosierras, copias de las nuestras; hace un mes detectamos 3.000 en Guadalajara y hace dos semanas, 1.000 más que infringen nuestros derechos patentados en la oficina de Patentes de Marca de Alicante".

    En general son artículos de fabricación china y, respecto a los importadores, han sido italianos tradicionalmente, pero ahora han visto que también hya nuevos operadores de origen marroquí, argumenta Iber.

    "Vamos a defender nuestros derechos con todas las herramientas legales a nuestro alcance y hemos pedido la destrucción de estas máquinas" piratas, garantiza el directivo.

    Actualmente mantienen en los juzgados españoles más de cien denuncias por la comercializadores de máquinas piratas, acciones para lo que cuentan con la participación de sus distribuidores locales y la colaboración de Guardia Civil y Policía Nacional.

    Junto a las copias piratas, el presidente de Stihl en España ha mostrado además su preocupación por "la creciente importación" de máquinas que "aparentemente" están homologadas según las normas de la CE (con la marca de la CE, que es una "autocertificación", recalca), pero que no cumplen las elementales medidas de seguridad.

‘La masacre de las motosierras’ alemana

     Ya hace unos dos años -apunta- Stihl hizo una prueba para ver la dimensión del problema: compraron 15 máquinas en grandes superficies de su país y 12 de ellas no cumplieron con las catorce normas que se aplican a la hora de fabricar motosierras, especialmente en lo que se refiere a seguridad y otras, como la emisión de gases.

    "Si un freno de cadena en una motosierra no funciona, puede llevar consigo consecuencias muy graves para el usuario", recuerda.

    Ha recordado que Alemania ya se vio salpicada por un "escándalo" debido a lo que los medios de comunicación de su país llamaron "la masacre de las motosierras" vendidas en grandes superficies comerciales del país y que miles de ellas tuvieron que ser retiradas por seguridad.

    Pero el problema continúa en Europa, avisa. "Tenemos muy buenas legislaciones en la UE pero no se están vigilando debidamente las importaciones", añade.

    En este sentido, Stihl colabora con distintos países de la UE para dar formación en las aduanas y colaborando estrechamente con las policías, aunque constata que "no se están vigilando debidamente las importaciones" y no siempre disponen de suficientes medios.

    "La colaboración de Policía Nacional y Guardia Civil en España es ejemplar en comparación con otros países de la UE y ahí no hay ninguna queja", ha argumentado.

    Estas ventas suponen un riesgo para la seguridad de los clientes finales y un ataque para la actividad empresarial de Stihl y otros competidores suyos "serios" del mercado que sí cumplen con las normas para proteger a los usuarios finales, ha recalcado.

    En cuanto a los mercados donde han avanzado las máquinas de baja calidad, afirma que "todo empezó en Italia" al principio, pero luego llegó a otros países mediterráneos y a Alemania.

    "No se puede decir que no haya habido un mercado que haya sido afectado y en especial, en los últimos tiempos, los del Este de Europea con productos procedentes de Asia se introducen bien porque el poder adquisitivo de la población es menor que en Europa del Oeste y esta máquina barata tiene más aceptación todavía".

    Sobre el grado de introducción de artículos sospechosos en España, apunta un dato: se han importado entre 50.000 y 100.000 máquinas al año "que restan mercado a las marcas tradicionales".

    Pero esta eclosión de artículos de mala calidad también supone una oportunidad para la compañía, según ha reconocido.

    Muchos compradores que "entran en el timo en su primera compra" comprueban que falla tras 20 horas de trabajo como máximo, pero no hay una red de distribución que responda ni existen repuestos.

    Parte de ellos suelen ir después a distribuidores cualificados de Stihl para adquirir una de sus motosierras, después de "darse cuenta del error que han cometido".

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