Cristóbal Cano / Secretario general de UPA

Esta campaña pasará a la historia como aquella en la que el conjunto del sector no supo hacer los deberes y demostró que todavía está muy lejos de convertirse en ese líder mundial que debería ser.

Tras dos campañas muy complicadas con importantes reducciones de la producción, el sector ha contado con el apoyo total del consumidor, que ha apostado por un producto de excelentes propiedades. El consumidor es fiel a nuestro aceite de oliva, nos ha enseñado mucho y el sector no ha aprendido nada.

Solo el anuncio de una producción media para la nueva campaña, nos devolvió a épocas pasadas donde lo que más importa es el volumen, y no la generación de valor, en una cadena agroalimentaria que podría hacerlo sin ningún problema. Para mas inri esa banalización, esa pérdida de valor, tiene como protagonistas importantes actores del sector productor, por ejemplo, afirmar sin ningún tipo de rubor que el aceite en origen a 5€ supondría la desaparición de Jaén es, a mi juicio, un posicionamiento que ningún olivarero decente podemos admitir.

El mercado del aceite de oliva para nada está saturado. Tenemos los recursos justos para abastecer a un consumidor deseoso de nuestro producto. Sin embargo, la visión cortoplacista de los principales operadores del sector ha vuelto a triunfar, y los precios en origen han bajado situándose peligrosamente al límite del coste de producción del olivar tradicional y ya en muchos casos por debajo.

Es necesario hacer de verdad un trabajo de diferenciación del olivar tradicional, principal perdedor del mal funcionamiento del mercado, pero que sigue siendo el principal sistema productivo en España y en el mundo a la vez que es, y seguirá siendo, absolutamente imprescindible tanto por el volumen de aceite que genera como por las cualidades que atesoran los aceites que ese olivar tradicional produce.

Por mucho esfuerzo que realice el sector con inversiones muy fuertes para la intensificación del olivar, hay un tipo de olivar tradicional que nunca podrá realizarlo y que por tanto es el que merece todo el apoyo por parte de todos. Es perfectamente posible el avance de nuestro sector productor sin que nadie quede atrás.

Más allá de la ayuda asociada al olivar tradicional conseguida por UPA y que es necesaria reforzar en el próximo marco de la PAC, hay que poner en marcha otros mecanismos que permitan alcanzar esa verdadera diferenciación. Nuestra experiencia trabajando en este sentido nos demuestra que el consumidor está dispuesto a apoyar al olivar tradicional si existe transparencia en el mercado.

Además, desde el propio Ministerio de Agricultura se estableció en el decálogo de medidas a favor del olivar aprobado en junio de 2020 avanzar en una mejor información en el etiquetado como un elemento de diferenciación que refleje el tipo de plantación de olivar del que procede el aceite, como, por ejemplo, incluir la mención “aceite de olivar procedente de olivar tradicional”. Ha llegado la hora de legislar y que vía normativa se ponga en marcha esta medida.

Además, UPA apoya y urge a la puesta en marcha de medidas de intervención en el mercado, como la aplicación del artículo 167 bis de la OCM, ya que el sector productor necesitamos herramientas que provoquen un cambio de tendencia en el mercado, cuando los oportunistas ya están hablando de una cosecha histórica para la próxima campaña en un momento en el que el cuajado de la futura aceituna todavía no ha terminado en amplias zonas productoras de España.

De manera inmediata necesitamos trabajar en el establecimiento de las condiciones concretas de aplicación de dicho artículo que tanto costó introducir en la OCM única.

En definitiva, necesitamos cambios, medidas valientes, tanto dentro del sector como por parte de todas las administraciones para que seamos capaces de superar la actual dinámica suicida de un sector tan importante como el olivar tradicional y en las próximas décadas tengamos un nivel de rentabilidad económica, social y medioambiental, que es el principal objetivo de UPA.

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