Durante las investigaciones, fue identificada también otra de las personas que gestionan el coto que utilizaba trampas que están prohibidas actualmente.
Los primeros indicios del uso de veneno para el control ilegal de depredadores se obtuvieron después de finalizar el periodo de caza menor, cuando los gestores del área de caza liberaron unas perdices enjauladas, supuestamente con el fin de que se aclimataran aunque realmente se usaron como reclamo para atraer a los depredadores.
Las investigaciones de los agentes rurales han permitido descubrir que además los gestores utilizaron cebos envenenados varias veces y en diferentes lugares después de finalizar la temporada de caza 2012-2013.
Gracias a la rápida intervención en el momento de la colocación de algunos de los cebos envenenados, los agentes han podido evitar la muerte de ejemplares de fauna salvaje puesto que el producto utilizado provoca el llamado "efecto en cadena".
La utilización de veneno en este área de caza ha causado también supuestamente la intoxicación del perro de un cazador de otra área de caza que participaba en un vareo de caza mayor cerca de ésta.
El Juzgado de Cervera ha abierto sobre este caso diligencias penales por un presunto delito contra la fauna, ya que el envenenamiento de fauna salvaje está tipificado y puede comportar penas de hasta 2 años de prisión para sus autores.
Además, también puede comportar la suspensión de las actividades del área de caza afectada.