Eladio Aniorte Aparicio / Presidente de ASAJA Alicante – Jóvenes Agricultores
Comienza un nuevo año hidrológico con muchas más sombras que luces en el horizonte. El panorama no puede ser más desolador para los regantes y agricultores del sureste español, que hemos visto como la inoperancia, la desidia política y la falta de gestión hídrica nos ha dejado con un trasvase herido de muerte, un plan hidrológico nacional metido en un cajón y han condenado al sistema agroalimentario más potente de España, el del sureste, que riega ciento treinta y tres mil hectáreas y da trabajo a más de ochenta mil personas, a la merced absoluta de la climatología para subsistir.
Las provincias de Alicante, Murcia y Almería producen los mejores productos hortofrutícolas de la Península, de los cuales una gran parte son destinados a la exportación, representando el 42% de las ventas del sector en España. Un ejemplo, Alicante cultiva el 40% de la producción de limón nacional. El Levante es la primera zona productora de alcachofa a nivel nacional y contribuye activamente a que España sea el segundo productor mundial de esta preciada hortaliza. Gracias a estos y otra larga lista de productos nos conocen como la “huerta de Europa” y hemos conseguido que la marca “España” vaya ligada indisolublemente a la producción de alimentos de primera calidad, a la dieta mediterránea y a una nutrición saludable que cada vez exige con más vehemencia el consumidor europeo y mundial.
Y todo esto ha sido y es posible gracias al Tajo-Segura, esa obra hídrica que lleva viva 37 años y que transformó el levante económica, social y territorialmente. Pero desde el mes de mayo el acueducto está inutilizado por encontrarse los embalses de cabecera por debajo de umbral mínimo trasvasable, un umbral que hace cuatro años elevó de 240 a 400 hectómetros cúbicos las reservas mínimas de los embalses de Entrepeñas y Buendía para trasvasar, a raíz de la Ley del Memorándum impulsada por el Gobierno manchego. Una losa que condenó al levante de por vida y que ya ha conseguido inutilizar el acueducto y castigar a nuestro sistema agrario, pues con estas nuevas normas de explotación, por pura estadística, sólo podremos trasvasar agua tres años de cada diez.
Lo llamativo es que, a pesar de encontrarse los embalses por debajo de los trescientos hectómetros, durante todo el verano Castilla La Mancha sí ha podido sacar agua para regar sus campos. Por ello, intuyo que nosotros debemos de ser ciudadanos de segunda para el Gobierno, que niega el trasvase a los ciudadanos del Segura, pero no impide que se abastezcan de los mismos embalses exhaustos, los manchegos. Por si esto fuera poco, sepan ustedes que, además, los regantes podremos seguir recibiendo liquidaciones por parte de la Confederación del Segura en concepto de canon de agua, aunque no recibamos una gota, ¿dantesco no? Yo a eso lo llamo robar indiscriminadamente.
Después seis meses sin trasvase la situación de la agricultura en el sureste es dramática. El embalse más importante de del Segura se encuentra al 7% de su capacidad. Un escenario alarmante que está generando una situación de psicosis hídrica entre los agricultores y empresarios agrícolas de la Vega Baja y que hasta hace peligrar el abastecimiento doméstico de forma inminente. Cultivos como los cítricos y las hortalizas de invierno como la alcachofa, la coliflor, la patata, el brócoli… se encuentran en situación de “stand by” y no se han perdido ya, gracias a las lluvias del mes de septiembre.
Vivimos una situación de abandono por parte de nuestra Conselleria, donde la palabra trasvase es tabú; del Ministerio, que afirma que no habrá más trasvases hasta que se eleven las cotas de los embalses; y del presidente del Gobierno que, como en Cataluña, no sabe, no contesta, ni está, ni se le espera. Mariano Rajoy no ha hecho nada por traer agua. Algunas de las cuestiones que están ocurriendo en Cataluña y que hoy observamos atónitos están pasando porque el Ejecutivo no se implica y ni siquiera se dedica en apostar por las políticas de Estado. El agua es un problema de Estado y es el Gobierno el que ha dejado que cada Comunidad Autónoma se apropie de los derechos de este recurso por el mero hecho de tener un río que pasa por su región.
El Pacto Nacional del Agua es inaplazable. Necesitamos que continúen las obras hidráulicas, tanto de almacenamiento que recojan el máximo de agua durante los episodios de temporales, como las autopistas del agua que conecten las cuencas. Si no lo hacemos así no resolveremos ningún problema hídrico de España, ni del Segura, ni del Ebro, ni del Duero porque el agua se seguirá quedando en la cola de los ríos, donde no es aprovechable y la sequía seguirá asolando a una España con una agricultura de vanguardia echada a perder por culpa de no tener una planificación hidrológica a la altura de un país desarrollado. En estos momentos solo nos queda mirar al cielo y rezar para que llueva y lo haga pronto porque, a día de hoy, sólo nos queda lodo para regar.