El Informador.- La superficie de la Luna contiene cristales con restos de agua en su interior, que el viento solar habría transportado hasta ella, informó la revista científica "Nature Geoscience".

La geóloga Yang Liu y sus colegas de la Universidad de Tennessee (EU) analizaron muestras de la superficie lunar recolectadas en el ecuador del satélite y traídas a la Tierra por las misiones Apollo, la mayoría de ellas por el astronauta Neil Armstrong, y hallaron restos de agua en algunos de sus componentes.

"Cuando la gente piensa en el agua, siempre lo imagina en estado líquido, en ríos, lagos u océanos. Pero algo que no se suele reconocer es que existe una gran cantidad de agua almacenada en minerales", explicó Liu.

De hecho, añade, los minerales del manto terrestre contienen al menos la misma cantidad de agua que un océano, y algo similar podría suceder en la Luna.

Análisis posteriores de las muestras revelaron similitudes entre estos restos de agua y los iones de hidrógeno presentes en el viento solar, lo que sugiere que fue este viento el responsable de transportar iones de hidrógeno hasta la Luna.

Una vez allí, estas moléculas quedaron almacenadas en forma de agua en el interior de las vetas analizadas.

El viento solar contiene una gran cantidad de estos iones, que no llegan a tocar la Tierra porque la atmósfera y el campo magnético terrestre se lo impiden, pero en el caso de la Luna no hay nada que proteja su superficie, por lo que el viento solar impacta continuamente contra ella.

"En los últimos años hemos sido testigos de un cambio de paradigma en nuestra visión ‘sin agua’ de la Luna", afirmó Liu.

Según la investigadora, cada cristal analizado contendría entre 200 y 300 partes por millón de agua e hidroxilo -una molécula que se obtiene al restar un átomo de hidrógeno al agua-.

El hallazgo ha permitido a los científicos conocer una nueva fuente a partir de la cual los planetas del interior del Sistema Solar (Mercurio, Venus, la Tierra y Marte) y sus satélites podrían obtener agua.

Liu y sus colegas defienden que un mecanismo similar a este podría darse en otros cuerpos sobre cuyas superficies el viento solar incide, como Mercurio o el asteroide Vesta.

"El bombardeo del viento solar es un proceso constante. En la actualidad necesitamos reconsiderar nuestro concepto de presencia de agua en nuevos lugares del Sistema Solar", argumentó Liu.
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