La Comisión Europea ha presentado su estrategia “De la granja a la mesa”, en la cual detalla los mecanismos para alcanzar el objetivo de ser el primer continente neutro en emisiones de carbono en 2050. Así mismo supedita este objetivo, entre otras cosas, a una transición que asegure una vida sostenible para los productores primarios (agricultores, granjeros, etc.). Esta iniciativa europea aúna además de claros objetivos medioambientales muchos otros indicadores y factores a tener en cuenta; definiendo la sostenibilidad como el eje y centro de la futura agricultura europea. Desde la empresa SIPCAM aseguran que se trata de «unos objetivos cuantitativos poco realistas, e incoherentes entre sí».
En un comunicado, señala que «partiendo de la base de que en Europa disponemos de la regulación fitosanitaria más exigente de todo el mundo, y que los alimentos producidos en ella son en consecuencia los que presentan una seguridad alimentaria más alta, creemos que es equivocado enfocarse solamente en los fitosanitarios que garantizan la eficiencia de la producción agrícola, que la hacen competitiva, y que en consecuencia la hacen sostenible».
En este sentido, observan en la estrategia presentada por la Comisión «unos objetivos cuantitativos poco realistas, e incoherentes entre sí. Habla de mejorar la vida de los agricultores, cuando sus cosechas serán de peor calidad al no disponer de las mismas herramientas que sus competidores extranjeros. Vincula alimentación sostenible al menor uso de fitosanitarios, cuando sin el uso racional que ya se hace hoy en día no dispondríamos de alimentos suficientes para toda la población, lo cual sería totalmente insostenible. Adicionalmente vinculan esta estrategia al impacto en la salud humana, relacionando aspectos de esta agricultura sostenible con enfermedades vinculadas a la alimentación como la obesidad de mayor preocupación en nuestra sociedad actual».
Por esto creen que en Europa debe ser fundamental, en aras de un futuro sostenible para la agricultura, que el agricultor español disponga de un conjunto amplio y suficiente de herramientas seguras para la protección de sus cultivos. «Nos enfrentamos a nuevas plagas continuamente y vemos que la carencia de soluciones actuales en muchos de los cultivos se vería aumentada con una reducción injustificada del uso de productos fitosanitarios».
Por otro lado, desde SIPCAM Iberia ven que es esencial que la Comisión Europea se centre en dinamizar la puesta en el mercado productos fitosanitarios novedosos, eficaces y sostenibles, agilizando al máximo los trámites necesarios y armonizando los criterios de evaluación que actualmente hay en cada estado miembro, y que suponen un freno muy importante a la puesta en el mercado de nuevos productos fitosanitarios innovadores y seguros. Un marco regulatorio armonizado a nivel europeo es ya la propia garantía de una agricultura segura en aras también de una mayor sostenibilidad futura.
De hecho ven que el sector fitosanitario debería ser considerado estratégico para el futuro de la Unión, dado que garantiza la competitividad de las producciones agrarias, y en esta línea la Comisión Europea debería apoyarlo tanto para desarrollar la agricultura ecológica como la agricultura convencional, aportando lo mejor de ambos mundos con un modelo que se base siempre en la ciencia.
Finalmente, desde la empresa ante estos objetivos poco realistas de la CE defienden que «seguiremos buscando innovaciones y desarrollando productos que potencian un uso seguro y racional, que ayuden en la gestión integrada de plagas, la precisión de la aplicación y el mínimo impacto en el medio ambiente».