Si hace unos meses fue el alemán Süddeutsche Zeitung, ahora es The Economist, otro grande de la prensa europea, el que a través de su suplemento dedicado a la cultura, el ocio y la gastronomía, publica, en plena polémica por el presunto fraude del mayor distribuidor de jamón ibérico de España, un artículo en el que investiga cómo y de qué manera en el mercado de los productos ibéricos están comenzando a parecer “versiones baratas” de jamones que dicen ser de bellota, según recoge latribunadelpaisvasco.com.
El autor del artículo, el periodista Paul Richardson, explica cómo el auténtico cerdo ibérico criado al aire libre sigue una dieta de bellotas, pastos y raíces que son un factor clave en la consecución de una de las delicias gastronómicas “más exquisitas del mundo”. “Una pieza del mejor jamón de bellota, con la profundidad y la resonancia de su sabor, puede costar centenares de dólares”. “Sin embargo”, añade en su texto, “montones de cajas que contienen patas de jamón – más un soporte y un cuchillo – han empezado a aparecer en cadenas de supermercados en toda Europa”.
El autor recuerda en este sentido cómo, en los últimos años, millares de estos jamones fueron vendidos por la cadena germana Lidl, bajo la etiqueta de Realvalle, y cómo el etiquetado de éstos incluía las palabras «jamón ibérico”, aunque con un precio asombroso de apenas unos pocos euros. “A este precio, ¿estos jamones son lo que dicen ser? A comienzos de este año, el Süddeutsche Zeitung informó que hasta el 90% de todos los jamones vendidos como ibéricos podían estar falsamente etiquetados”.
Tras explicar los pormenores de las nuevas bridas de colores para determinar la categoría de los jamones, Richardson detalla que los ibéricos de bajo coste “no son fraudulentos” cuando se ajustan a la regulación vigente, pero destaca cómo los productores auténticamente comprometidos con la pervivencia de la raza genuina están “muy enfadados” porque, en su opinión, se está aplicando el término de ibérico “a un producto industrial que apenas merece este nombre”.
«Los grandes jugadores industriales están arruinando la esencia de algo que tenemos en España que es absolutamente único», declara a The Economist Germán Arroyo, comprador de Brindisa, empresa especialista en alimentación española. Y en el reportaje se explica que “otras voces de la industria van más allá y describen un fraude legalizado que está hundiendo todo el sector”. Y concluye The Economist: “En el mundo del jamón ibérico, la protección de la marca es notoria por su ausencia”.
(Texto original y fotos: https://www.1843magazine.com/food-drink/from-tiny-acorns)