JUNTA DE ANDALUCIA.-El Consejo de Participación de Sierra Nevada ha analizado en Comisión Socioeconómica los 297 proyectos que se han presentado a la convocatoria de subvenciones destinadas a fomentar el desarrollo sostenible en el área de influencia socioeconómica del Parque Nacional de Sierra Nevada, a los que hay que sumar 58 proyectos sin concurrencia competitiva que han sido presentados por los 44 ayuntamientos con territorio en el Parque Nacional. En esta convocatoria se ha consignado un total de 1.339.982,43 euros, si bien esta disponibilidad puede incrementarse con las aportaciones presupuestarias procedentes de la Administración General del Estado para 2011.

Esta línea de ayudas, enmarcada en la Orden de 31 de mayo de 2011 por las que se convocaron subvenciones en las áreas de influencia socieconómica de los parques nacionales de Doñana y Sierra Nevada, está dirigida tanto a iniciativas públicas como privadas que promuevan en estos enclaves protegidos su desarrollo socioeconómico y la conservación de su patrimonio natural.

En concreto para el área de influencia de Sierra Nevada, de los 297 proyectos analizables, 64 corresponden a iniciativas presentadas por empresas y autónomos, 31 a comunidades de regantes y 202 a particulares y entidades sin ánimo de lucro; proyectos orientados a la conservación y restauración del medio natural y al fomento de actividades económicas, relacionadas con la prestación de servicios, atención a los visitantes y turismo o comercialización de productos naturales y artesanales.

Las ayudas que se concedieron en 2010 beneficiaron a más de un centenar de ayuntamientos, mancomunidades, empresas y particulares de estos espacios naturales. Las actuaciones que se han venido subvencionando han estado relacionadas con la modernización de las infraestructuras urbanas y rurales; proyectos de divulgación de los valores e importancia de los parques entre la población local y del entorno; actividades de formación y sensibilización en materia medioambiental; eliminación de impactos, tanto ambientales como culturales; preservación de prácticas y usos tradicionales que sean compatibles con los fines de los parques; y mantenimiento de las construcciones y arquitectura propias de la zona, especialmente aquellas que tienen un valor histórico-artístico.

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