Nada se puede legislar para todos, aunque a veces da la impresión de que se legisla para dar imagen más que para dar soluciones reales. La última propuesta estrella del Gobierno de Mariano Rajoy es abrir un debate sobre la posibilidad de que la jornada laboral termine a las 6 de la tarde. Se trata de una medida que busca la concialición… de algunos, porque en el sector agrario y ganadero de este país a las 6 es…cuando se levantan para ir a trabajar y la jornada se acaba (más o menos, aunque más menos que más) cuando se termina la luz, bien sea a las 6 o a las 8 o a las 8,30.
Esta iniciativa no es mala en sí misma, sino que simplemente es imposible de cumplir en este país, y no sólo en el sector primario. Se hace, imagino, con buena voluntad, pero con poco realismo, ya que se mira a Europa olvidando que estamos en España. En los países nórdicos o centroeuropeos en otoño e invierno se hace de noche mientras que aquí prácticamente acabamos de comer. Los horarios de trabajo se marcan en función del clima y de la luz, no de las costumbres de la UE.
En Andalucía, por poner un ejemplo, el sector agrario no sólo se trabaja de sol a sol en el campo en su sentido más literal, sino que los comercios deben abrir a partir de las 6 de la tarde porque nadie va a salir a las 3, con 40 grados a la sombra, para ir de compras.
Queda muy bien y es muy bonito en querer ser europeos… sólo para algunas cosas. Si se quiere buscar una conciliación lo que se debe apostar es por buscar medidas económicas y sociales que la faciliten. Cómo se le va a decir a un ganadero que se vaya a casa a las seis de la tarde. Quién recoge el ganado, quién le da de comer. Sólo si hubiera incentivos eficaces para impulsar la contratación, para que el trabajo sea rentable y no, como pasa ahora, para ver todo su trabajo echado por tierra con unos precios bajo coste, quizás un ganadero o un agricultor pensaría en la conciliación. Ahora sólo se piensa en sobrevivir, en no tener que tirar la producción por falta de rentabilidad o en dejar de producir por ejemplo leche para cobrar una ayuda de mierda para intentar llegar a final de mes.
Evitar eso es impulsar la conciliación… con uno mismo y con su trabajo. Lo demás, juegos de salón muy ajenos, como siempre, a la realidad del sector agrario español.