Las reacciones pueden ser leves -erupciones, urticaria, picor, tos, asma, diarrea o vómitos-, o graves o muy graves, como dificultad respiratoria, hipotensión, opresión torácica, palpitaciones o mareo e incluso hasta shock anafiláctico con riesgo de muerte.
Y en los últimos diez años, según Eaaci, el número de ingresos hospitalarios por causa de crisis anafilácticas, la más grave de las reacciones posibles, se ha multiplicado por siete.
Los alimentos más frecuentes a los que tienen alergia los niños españoles son el huevo y la leche de vaca pero, según el último estudio realizado sobre la población general española, las frutas son el primer alimento causante de alergia en nuestro país, seguido de los frutos secos, los mariscos y los pescados.
A nivel mundial se puede hablar, según señala el Libro Blanco de la WAO (World Allergy Organization), de 220 a 520 millones de personas que sufren de alergia alimentaria, con una prevalencia del 1-3 por ciento en los adultos y de entre el 6-8 por ciento de los niños.
El tratamiento de este tipo de alergia es uno de los grandes desafíos, pero, según señala Belén de la Hoz, alergóloga del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y miembro del Comité Científico de AEPNAA, "aunque ya se está desarrollando alguna solución terapéutica, aún se está muy lejos de encontrar una solución definitiva para todos los afectados".
Por ello, en la mayoría de las ocasiones, el paciente y su entorno se deben mantener alerta para la evitar los alimentos a los cuales son alérgicos.
Y el impacto de la alergia alimentaria en los propios pacientes, en la familia y la sociedad es "alarmante", según la asociación, ya que limita profundamente las actividades sociales, escolares y labores de quienes las padecen.
Por ejemplo, la escolarización de un niño con una alergia grave obliga a muchos padres a buscar centros con enfermería para tener la seguridad de que alguien formado administre la medicación -adrenalina- con garantías.
Pero simplemente hacer la compra en el supermercado, acudir a una reunión familiar o un cumpleaños, o salir de excursión con el colegio, son actividades que suponen "un increíble reto" tanto para los propios alérgicos a alimentos como para sus familias.
Falta de concienciación social
"La sociedad no está suficientemente concienciada y la calidad de vida de los niños y adultos alérgicos a alimentos no es la deseable" según la especialista Nuria Miguel, quien mantiene que el 20 % de las reacciones alérgicas a alimentos en niños se produce en el entorno escolar.
Niños como Raquel, de 9 años y alérgica a alimentos desde que era un bebé; en concreto a la proteína de la leche, al huevo, al pescado y al kiwi.
Ha estado ingresada tres veces en el hospital por culpa de la alergia y en su colegio todos conocen su alergia a alimentos.
Para Raquel y para todos los alérgicos la primera regla es mirar siempre el etiquetado de las patatas, bebidas, cremas, vacunas, medicinas, tizas, etc, pero a pesar de sus alergias son felices. "Tengo muchos amigos, la mayoría no son alérgicos, y sé que hay niños con problemas más graves que el mío", comenta.