Esta semana se cumplen 140 años de la gran ola de calor de julio de 1876, que fue la más acusada de todo el siglo XIX en la Península Ibérica y gran parte de Europa, según ha recordado el Servicio Meteorológico de Cataluña (SMC).
Con el avance del cambio climático, posteriores olas de calor ocurridas a lo largo del siglo XX y principios de este siglo han superado los valores máximos alcanzados entonces.
La ola de calor de esta misma semana de 1876 comenzó por el sur de España hacia el 25 de julio, llegó a su punto álgido entre el 28 y el 31 de julio y se alargó hasta el 7 de agosto.
Estuvo caracterizada por una situación de gran estabilidad atmosférica, que permitió una elevada insolación, y viento en calma, haciendo que la temperatura máxima se disparara a los lugares más cálidos de la Península y el interior del país.
El 28 de julio de 1876 se registraron 40 grados centígrados en Tortosa (Tarragona).
Aunque puede parecer una temperatura nada excepcional, no es un valor que se alcance cada verano en Cataluña, -actualmente, según el SMC, en dos de cada tres veranos se registra en algún pueblo de Cataluña y en días aislados un valor superior o igual a 40 grados-.
El SMC ha recordado que en 1876 sólo se hacían observaciones de manera oficial en Barcelona (donde se alcanzaron 36,2° C el 28 de julio de 1876) lo que dificulta hallar registros previos de 40°C.
se registraron 46,1°C EN mURCIA o 45 grados Sevilla y Córdoba en una época donde no era habitual calcular la temperatura
Sólo en algunas ciudades importantes se hacían medidas instrumentales a título particular a cargo de ópticos, médicos o en la sede de algún diario, como en Tortosa, Reus, Girona o Tarragona.
Algunos meteorólogos han hecho búsquedas en diferentes archivos de prensa histórica digitalizada de la época de Cataluña y de España para encontrar algunos valores de referencia más.
Así, en Murcia se registró el 29 de julio de 1876 una temperatura máxima de 45,8 grados, aunque el 7 de julio de 1994 llegó a 46,1.
El 27 y 28 de julio de 1876 también alcanzaron los 45 grados Sevilla y Córdoba, mientras que en Tortosa (Tarragona) llegaron a los 40 grados, aunque la máxima histórica es este municipio del Ebro la estableció el 7 de julio de 1982 con 43,6 grados.
Calores posteriores han superado de largo la mayoría de los registros de julio de 1876 en los observatorios catalanes, como las olas de calor de julio de 1982 y 2015 o agosto de 2010.
La ola de calor en Cataluña estuvo muy concentrada en los últimos días del mes de julio de 1876, como marcó el observatorio de la calle de Zurbano de la ciudad de Barcelona.
El viento de poniente produjo una punta de calor el día 28 de julio, lográndose un valor máximo de 36,2°C (récord de máxima en Barcelona de todo el siglo XIX), mientras que la mínima estuvo cercana a 25 grados.
La prensa de la época resaltó la excepcionalidad de la ola de calor, inusual para encontrarse al final del periodo frío conocido como la Pequeña Edad del Hielo, y destacó que la gente dormía en los balcones y en las calles para pasar mejor el calor de la noche, sobre todo en el interior de la Península.
También destacó la prensa que algunos obreros y payeses sufrieron golpes mortales de calor por trabajar demasiado rato a pleno sol.
Posiblemente hacía siglos que no se había dado un episodio de calor tan intenso, pero a partir de entonces la frecuencia y duración de la calor ha aumentado significativamente en Cataluña.