El actual ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, se mantendrá al frente de esta misma cartera en el Gobierno de coalición presidido por Pedro Sánchez, según han informado a EFE fuentes del Ejecutivo. De esta forma pone fin tanto a las especulaciones sobre el futuro del área como de los posibles ministrables. Asimismo, se hace caso a todo el sector, que venía reclamando el mantenimiento de una Ministerio de Agricultura y de una personas experientada para negociar la PAC.

Planas se suma así a otros ministros también confirmados este viernes 10, como Fernando Grande-Marlaska en Interior, Reyes Maroto en Industria y José Luis Ábalos al frente de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana.

Han sido dieciocho meses de escenario inestable en la política europea y nacional, y en el comercio internacional que Luis Planas -ratificado como ministro de Agricultura- ha transitado desde la premisa del triángulo «jóvenes y mujeres, agua y digitalización» para lograr la triada de la sostenibilidad económica, social y ambiental.

Principales retos: Negociar la PAC en Europa; el Plan Estratégico en España y todos los retos internacionales

Un año y medio después de que tomara posesión del cargo el 7 de junio de 2018 -cuando aseguraba que el agroalimentario era «su pasión» y su foco la Política Agraria Común (PAC), la agroalimentación y el sector pesquero-, su nueva legislatura le plantea un tablero que no deja de acumular tensiones políticas y nuevos desafíos negociadores en lo económico.

Si la discusión sobre el futuro de la PAC ya se avecinaba compleja por las dudas sobre la disponibilidad financiera por la salida del Reino Unido de la Unión Europea (un agujero de hasta 12.000 millones de euros), el retraso en producirse ésta hasta el 31 de enero próximo aumentó las incertidumbres sobre cómo quedarán las relaciones comerciales bilaterales. Asimismo, además de negociar la PAC en Bruselas deberá hacer frente a una negociación interna con todas las CCAA para cerrar el Plan Estratégico.

El comercio internacional -que vive con la mirada puesta en las decisiones arancelarias de Estados Unidos- se ha convertido en un quebradero de cabeza para Planas, que le ha obligado a negociaciones internas, comunitarias y bilaterales.

Defensor del diálogo y el trabajo en las instituciones europeas, ha trasladado su discurso negociador a Bruselas para lograr un frente común en la defensa de un presupuesto suficiente para la agricultura comunitaria, la plasmación del acuerdo con Mercosur o la protección de las producciones de la Unión Europea ante la Organización Mundial del Comercio.

En casa las cosas tampoco han estado fáciles, y sendos periodos «en funciones» tras las dos elecciones generales de 2019 han lastrado los desarrollos normativos y presupuestarios con los que afrontar desafíos estructurales de los sectores productivos y globales de la cadena de valor alimentaria, con los bajos precios en origen como primera causa de disensión.

La naturaleza no ha dado tregua, y los efectos del cambio climático se han puesto sobre la mesa en forma de sequías e inundaciones, fenómenos meteorológicos explosivos o incendios forestales, que han exigido de Planas diálogo y cintura con las comunidades autónomas.

Y si bien llegó a un Gobierno que volvió a dividir el Ministerio y llevó el medioambiente al de Transición Ecológica, Planas ha defendido el papel agrario en la reducción de las emisiones y la protección de los suelos, así como la gestión sostenible de los recursos pesqueros, de los que ya conocemos las cuotas para 2020 con resultados desiguales según especies pero con buen balance general.

Planas repite en la cartera de Agricultura tras haber sido senador, diputado nacional y del Parlamento Europeo, embajador en Marruecos y en la Unión Europea, y consejero de agricultura de la Junta de Andalucía.

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