EFE.- Los satélites permiten a los científicos realizar predicciones de cosechas y definir zonas de desertificación, pueden contribuir a mitigar las emisiones contaminantes de las labores agrícolas e incluso pueden medir las necesidades de agua en el campo justo antes de alcanzar el estrés hídrico, lo que contribuye al ahorro de agua y de energía y a evitar así disminuciones bruscas en las cosechas.

Actualmente, varias unidades del Ministerio de Agricultura español disponen de información procedente de satélites: Aemet para previsiones meteorológicas; Enesa se nutre de esas imágenes para evaluar daños en cultivos y pastos, y el FEGA se basa en ellas para la actualización del Sigpac, el sistema de información geográfico "a vista de pájaro" que controla el reparto de las ayudas europeas.

En el caso de Enesa, el satélite utilizado es español y está ligado a la Universidad de Valladolid, mientras que los datos del FEGA se obtienen a través de la empresa pública Tragsatec, que adquiere las imágenes a SPOT-5, informan desde el Ministerio.

Además, los satélites NOAA y MODIS han realizado un seguimiento de la evolución anual de herbáceos de secano y pastos que han nutrido el sistema español sobre evolución anual de cultivos.Indirectamente, el Gobierno utiliza imágenes de satélite de apoyo para la realización digitalizada y georreferenciada del mapa de cultivos y aprovechamientos de España (MCA-50 y MCA-25) a escala 1:50.000 (ya terminado) y 1:25.000 (en proceso de ejecución).

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