"Que no me esperen en Sevilla que llevo esperando treinta años a ver un resquicio de mínima honradez que no hubo nunca", ha señalado Ruiz-Mateos.

    Y ha añadido: "Así me ajusticien en plaza pública o me lleven a la picota del descrédito y la trampa permanente, haga lo que haga, me quedo en esta casa que no es mía esperando que me detengan".

    En su declaración, los hijos del empresario Javier y Pablo dijeron que su padre era quien decidió introducir en el ERE del Hotel Cervantes de Torremolinos (Málaga) a dos presuntos "intrusos" que nunca trabajaron en él: José Antonio Cuevas y Claudio Andrés Sendino, procedentes de otras dos empresas del grupo, Autos Marbesol y Viajes Marbesol, donde el primero de ellos había llegado a trabajar veinte años.

    La juez sostiene que los Ruiz-Mateos pagaron al "conseguidor" Lanzas 600.000 euros por cada uno de los cinco ERE del grupo en Andalucía, en billetes de 500 euros y en "dinero B", acusación que los imputados atribuyen a la "enemistad manifiesta" del autor de esas afirmaciones, el exabogado del grupo Joaquín Yvancos.

    Por el contrario, Javier Ruiz-Mateos dijo en su declaración que Lanzas pudo cobrar medio millón de euros en pagos de 20.000 o 25.000 euros, que se hacían "cuando su padre lo ordenaba".

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