Este proyecto se ha desarrollado en una parcela de 3.000 metros cuadrados del complejo industrial de Repsol en la que se instalaron cinco invernaderos con sistemas de riego por goteo, tuberías para dosificación de CO2, sensores para la monitorización de temperatura, humedad, concentración de CO2 y equipos para la medición de flujos de CO2 en aire y en suelo.

    Y, a lo largo de estos dos años, se ha evaluado el crecimiento de las diversas especies en función de la incorporación de diversos flujos de CO2 en el aire y en el suelo y de la climatología.

    Por su parte, el investigador del Centro de Tecnología Repsol Germán Penelas ha explicado que la investigación ha desvelado que "parece factible obtener más biomasa en los invernaderos alimentados con CO2 respecto al cultivo exterior, cuando se cultivan especies de ciclo corto bajo invernadero".

    En esta investigación, que ha contado con un presupuesto de 1,1 millones de euros, de los cuales 700.000 euros han sido invertidos por Repsol, han colaborado el centro de Biotecnología Nacional, el Instituto de Biología Molecular y de Cultivos de Plantas y el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas.

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