El Gobierno de Castilla-La Mancha ha conseguido gracias al trabajo que se ha desarrollado intensamente durante toda la legislatura con la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN). No es otro que la harina de almortas, base de las gachas manchegas, se regularice y se autorice para el consumo humano; un producto que, hasta el momento, solo podía venderse para consumo animal, como pienso.
Este anuncio lo ha realizado el consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, durante la celebración de las migas previas a las fiestas navideñas realizadas en el Palacio de Fuensalida, impulsadas por el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y que este año han contado con la novedad de la elaboración, además, de las gachas manchegas.
La AECOSAN ha admitido la propuesta realizada por el Gobierno de Castilla-La Mancha para que la harina de almortas se pueda utilizar para elaboración de gachas “que se consumen de manera moderada, por cualquier persona”, un producto que según el consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural han consumido los agricultores de “esta tierra desde “siempre”, “gente humilde que iba al campo y se esforzaba por sacar adelante Castilla-La Mancha”.
Las gachas, ha explicado, “son un plato excelente de la gastronomía castellano-manchega” y ahora, con este logro fruto del esfuerzo del Ejecutivo regional y su compromiso con los productores de esta harina y la gastronomía castellano-manchega, se podrá vender en los lineales de distribución como un producto “apto para el consumo”.
Junto al consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, han estado presentes los representantes de la empresa de La Solana ‘Harinas Simón’ que produce en su molino de piedra natural la harina de almorta desde hace seis generaciones y que, a partir de ahora, al igual que el resto de empresas que se dedican a su elaboración, van a “poder vender su producto en las tiendas sin ningún problema desde el punto de vista de consumo humano”.
En la región se cuenta con tan solo 550 hectáreas de cultivo y 330 toneladas de este producto al año y, aunque “no es el sector más importante”, ha indicado Martínez Arroyo, supone un “complemento de renta para muchos agricultores y la reivindicación de la gastronomía castellano-manchega”.
(Fotos: castillalamancha.es)
En algunos trabajos cientificos se establece que una dieta con un contenido superior al 30% de almortas, mantenida durante un periodo de 3-6 meses puede provocar latirismo, aunque esto obviamente dependerá del contenido tóxico de las semillas consumidas (por encima de 0,15% ODAP) y de la susceptibilidad de los individuos. En cualquier caso, este nivel de consumo está muy por encima de lo que podría considerarse un consumo normal en España en las condiciones actuales.
Parece mentira, que por muy manchego que se sea, se pongan comentarios defendiendo un alimento que se sabe positivamente desde hace mucho tiempo, que no es seguro. Ver el grabado de Goya «Gracias a la almorta»
Menudas sartenes me comía yo de chico de gachas con panceta y chorizo.
Solo un tonto pillaría latirismo a día de hoy, habría que comer gachas durante meses a diario.
Un tonto no, un pobre, como pasó en su época. Y parece que vamos a tiempos de vacas flacas, así que cuidado no sea que el tonto eres tú.
Y el arroz diabetes todo va en la medida.
Sí, claro, diabetes… Por eso sufren de diabetes todos los orientales cuya base de alimentación es el arroz. Comparar el arroz con las almortas es una IDIOTEZ, chaval.
Genial! Ya tenemos en los supermercados un neurotóxico que produce latirismo. Mucho ojo con comer estas cosas.
Usted sí que es tóxico, para sufrir de latirismo hay que basar la alimentación de manera radical en las almortas, no basta con el consumo habitual que de ellas se hace, y si no las estadísticas.
Lo tóxico es no informar de la realidad del latirismo. Y es siempre un riesgo que la gente lo contraiga por su uso exagerado de almortas ya sea por precariedad económica o por ignorancia, simplemente.
Si la gente lo consume de forma demasiado habitual pensando que son como las lentejas o cualquier otra legumbre estará en un serio riesgo.